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El alemán Joseph Aloisius Ratzinger ​ fue el 265.° papa de la Iglesia católica​durante 8 años.EFE

El funeral de Benedicto XVI "solemne, pero sobrio" y rodeado de incertidumbre

Ese fue el pedido de Joseph Ratizger, el papa emérito, que falleció a los 95 años. Su capilla ardiente será en la basílica de San Pedro del Vaticano.

El funeral de Benedicto XVI será “solemne, pero sobrio”, como ha sido su expreso deseo, aunque quedan muchas dudas que no fueron aclaradas, cómo saber si se invitarán a los Jefes de Estado o el lugar en el que el papa emérito será enterrado.

La inusual figura del papa emérito no está regulada, por lo que en los últimos días, desde que se conoció el agravamiento del estado de salud de Joseph Ratizger, comenzaron las reuniones en el Vaticano sobre cómo sería el protocolo de un pontífice que renunció hace casi 10 años.

Según avanzó el portavoz vaticano, Matteo Bruni, Benedicto XVI dejó como última voluntad que su funeral fuera “lo más sencillo posible. Solemne, pero sobrio”.

Por el momento, Bruni solo explicó que el papa Francisco será quien oficiará el funeral por el pontífice emérito el próximo 5 de enero, a las 09:30, en la plaza de San Pedro, y por lo tanto entre los 4 y 6 días después de la muerte del pontífice, como manda la tradición.

El féretro con los restos del papa emérito será trasladado a la basílica de San Pedro este lunes donde se colocará en un catafalco, delante del altar de la confesión, y allí permanecerá tres días antes de las exequias, que desde la muerte de Pablo VI y Juan Pablo I se celebran en la plaza de San Pedro.

La sombra de abusos

Benedicto XVI, fallecido este sábado 31 de diciembre, a las 95 años, fue el primer pontífice de la historia en afrontar abiertamente la cuestión de los abusos sexuales en la Iglesia, aunque la lacra acabó salpicándole y obligándole a pedir “perdón” en el ocaso de su vida.

“Una vez más sólo puedo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón”, se desahogaba Ratzinger en una carta a principios de 2022, desde el monasterio vaticano en el que vivía confinado desde su histórica renuncia en 2013.

El papa emérito respondía así a la publicación de un informe que le acusaba de haber estado al corriente de cuatro casos de curas pederastas en sus tiempos como arzobispo de Múnich (1977-1982) y que éstos, como muchos otros, solo fueron trasladados a otras diócesis.

La capilla ardiente de Benedicto XVI estará en la basílica de San Pedro del Vaticano.EFE

Su salud

Benedicto XVI murió esta mañana a las 09:34 en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano, donde residía desde su histórica renuncia en 2013.

"Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido a las 09:34 horas en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano", reza un escueto comunicado oficial del Vaticano, en seis idiomas.

La preocupación por el estado de salud del papa y teólogo alemán surgió el miércoles 28 de diciembre, cuando su sucesor, Francisco, reconoció que estaba "muy enfermo" y pidió "una oración especial" a los fieles que asistían a su audiencia general.

Poco después, el portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, confirmó que la situación de Benedicto XVI se habían "agravado a causa de su avanzada edad".

El secretario personal del pontífice emérito, monseñor Georg Ganswein, había afirmado en repetidas ocasiones en los últimos años que este era como "una vela que se apaga lenta y serenamente".

Un día después, la Santa Sede aseguraba que Benedicto XVI había "logrado reposar bien en la noche, estaba absolutamente lúcido y atento" y permanecía "estable" pese a la gravedad.

Una situación que prosiguió el 30 de diciembre, cuando presentó unas condiciones "estable", aunque pudo asistir a una misa celebrada en su habitación.

Benedicto XVI había decidido pasar estos momentos en su estancia del monasterio en el que reside desde su histórica renuncia al papado, anunciada el 11 de febrero de 2013 y consumada el 28 de aquel mismo mes, la primera vez en seis siglos, desde tiempos de Gregorio XII.

Ahí vivió sus últimos años rodeado de su "familia" vaticana, formada por su secretario, un médico, un enfermero y cuatro mujeres laicas consagradas del instituto "Memores Domini", que pertenece al movimiento Comunión y Liberación, que se reparten las tareas de la casa y se ocupan de las necesidades del papa emérito.