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Corredores usan la pista atlética que se construyó, pero al caer la noche no se ve nada. Y es cuando salen los pillos.HENRY LAPO

¡‘Fumadero’ y tinieblas!

Desde las 18:00, los vecinos no se atreven ni a cruzar por el lugar. Dirigentes claman por ayuda para frenar la inseguridad en el barrio quiteño.

Sobre una pista de 890 metros, en el parque ecológico Santa Ana del sur de Quito, trotan decenas de personas cada día. Algunas madrugan y otras prefieren la tarde. Pero...

A partir de las 18:00, el sitio va quedando vacío. Los usuarios huyen de la oscuridad junto con los rayos de sol; tienen miedo a los asaltos. La mitad de la pista queda en penumbras porque al menos 50 luminarias han sido robadas.

“Sacaron los focos con todo y cables. Es un peligro constante”, dice Cecilia Ramírez, vicepresidenta del barrio Santa Ana. Los habitantes que tienen sus casas y negocios alrededor del parque ven como cada noche grupos de personas beben y duermen allí. “Este es un fumadero. El humo parece neblina”, dice la moradora.

Quienes se atreven a cruzar el parque para no darse un ‘vueltón’ por la avenida Rodrigo de Chávez corren el riesgo de ser asaltados. O que alguien les arranche el celular. Incluso los vecinos recomiendan al equipo de EXTRA no cruzar el parque descuidado.

Ramírez explica que incluso han llevado escaleras para llevarse los focos o que simplemente se trepan “como monos”. Y que aparentemente serían los mismos que se reúnen a consumir drogas.

Durante la emergencia sanitaria, la presencia de personas en situación de calle también ha aumentado en este sector de la ciudad.

OTRO PROBLEMA

El barrio, que hasta hace un par de años era tranquilo, se ha convertido, según sus dirigentes, en un foco de delincuencia. Paralelo al parque ecológico existe el parque de El Cabildo de Santa Ana. Tampoco tiene luminarias y los juegos están viejos y destartalados.

“Ya nadie usa, porque no hay ni como pasar”, comenta Cecilia.

En los graderíos de lo que antes se usaba como una cancha de fútbol estaban los colchones y cobijas de quienes duermen allí. Hace poco los vecinos se organizaron y barrieron con todo.

En otro parque se instalaron personas en situación de calle que se han mostrado agresivas con los vecinos.HENRY LAPO

“Eso duró dos semanas, enseguida volvieron. Cuando los abordamos nos agreden”, expresa Luis Chauca, coordinador de seguridad de la zona.

Los dirigentes han contabilizado que al día se registran al menos dos asaltos violentos. “Yo estuve en un episodio. Nos dispararon por robarle a unos chicos, tuvimos que botarnos al piso”, cuenta Ramírez.

INICIATIVA COMUNITARIA

Desde febrero de 2020 la seguridad se ha convertido en la prioridad de los directivos, por ello se han tomado acciones para recolectar fondos. “En julio hicimos una comida solidaria. De allí se tiene previsto dotar a la UPC (Unidad de Policía Comunitaria)”, dice Marco Olmedo, presidente del barrio.

La estructura estuvo abandonada durante 10 años. Los moradores hicieron una minga para pintar paredes, arreglar el techo, cambiar ventanas rotas y agregar algunos muebles. Allí ya hay dos camas puestas por la Policía Nacional, por lo que un par de agentes van de vez en cuando al sitio.

Los vecinos les dieron una cocina y utensilios. “Estamos dispuestos a equipar la parte operativa. Eso incluye internet, computadora, teléfono, servicios”, dice Olmedo.

Además tienen previsto comprar cámaras de vigilancia para recuperar aunque sea un poco de la tranquilidad de hace años. Cecilia, por ejemplo, vive más de 50 años en ese sector.

La Unidad de Policía Comunitaria está siendo rehabilitada por los moradores. Aún falta la parte operativa.HENRY LAPO