El fenómeno de El Niño se empieza a sentir en los mercados de mariscos. Por el calentamiento de las aguas, atunes como la albacora y bonito empiezan a migrar a zonas más frías. El presidente de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Pesqueras y Afines del Ecuador (Conopae), Alfonso Delgado, estima que hay un 40 % de disminución en la captura de estos peces.

En la Plaza Minorista de Mariscos, mercado de la P, Caraguay y puestos de mariscos de la Huancavilca, no todos los comerciantes tenían albacora o bonito. Pese a la menor oferta, los expendedores aseguran que los precios aún se mantienen. La libra se vendía a $ 3 este miércoles 5 de julio de 2023.

Este valor podría empezar a subir en los próximos días, de acuerdo con su disponibilidad. Y eso preocupa, porque el atún es el principal ingrediente para el encebollado, cazuela y bollo.

Por el contrario, las especies de peces que están económicas son el dorado (cuya libra se vende en $ 1,80) y el picudo (que ha bajado $ 1, pues ahora se ofrece a $ 6).

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“La situación será crítica. Por eso nos hemos reunido para solicitar una cita con la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, para que se empiecen a hacer trabajos para evitar las inundaciones, porque de pasar esto no se puede llegar hasta la embarcación para salir ni a pescar”, explicó la presidenta de la Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras Artesanales del Ecuador, Gabriela Cruz. Ella destacó que la situación empieza a ser difícil hasta para quienes capturan camarones en el golfo de Guayaquil.

“Hay una mayor producción de camarones y esto hace que caiga el precio. Antes por una gaveta de 80 libras nos pagaban hasta $ 30, ahora $ 5. Entonces no recuperamos ni lo que gastamos en combustible”, aseveró el pescador Julio Quinde.

En los mercados, esta caída del precio del camarón no se siente. Hay quienes ofrecen la libra a $ 3. Los más conscientes piden $ 2 o $ 2,50 por la libra del crustáceo.

En General Villamil (Playas), los pescadores saben que todavía no han empezado las fuertes lluvias que suele traer El Niño, pero recuerdan cómo fue la situación en años anteriores.

Silvio Tomalá, de 75 años, recordó la crisis que atravesaron los pescadores en 1998. No había pesca, el río de Engabao se desbordó y los dejó aislados del cantón Playas.

Unos creen que la situación ahora será más crítica. Carlos Jordán, pescador de 78 años, dijo que a él le ha tocado pasar unos tres inviernos muy fuertes y destacó que es verdad que la pesca baja en el tiempo del fenómeno, pero actualmente la situación ha empeorado, porque los cauces de los ríos han sido ocupados y al no tener su desfogue natural, se desbordan y van arrasando con todo. Esa palizada llega al mar, obstaculiza la navegación y ahuyenta a los pescados.

En medio de esta coyuntura, los pescadores ya solicitan ayuda para ellos, mientras que otros empiezan a ‘cranear’ cómo se van a ganar el sustento mientras dure el fenómeno. Cristóbal Guzmán, comerciante de pescado, manifestó que se dedicará a hacer fletes en su vieja camioneta.

Pedro Yagual piensa acondicionar su balsa para ofrecer paseos turísticos, mientras que Jorge de la A levantará una tolda en la playa para vender comida.

Si la mayoría busca otro tipo de trabajo, serán menos los que se aventuren a salir a pescar, lo que ya hace vislumbrar una situación más crítica por la escasez que podría presentarse en los mercados de mariscos.

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