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Conmemoración
Feliz día del panadero, héroe con delantal
El pan, un producto indispensable para la familia ecuatoriana, no faltó en el confinamiento por la COVID-19, gracias al trabajo y la entrega de artesanos valientes y resilientes, quienes se reinventaron en tiempos de pandemia
Las panaderías fueron parte de los negocios que, pese a los riesgos y limitaciones de la pandemia, no dejaron de operar en los días más críticos del confinamiento.
Los maestros panaderos conformaron el grupo de héroes que apoyaron en la primera línea y permitieron que el pan no faltara en las mesas.
No solo son ‘camelladores’, asimismo se distinguen por su valentía, esfuerzo y generosidad, características que deben exaltarse en su día, el 20 de marzo.
Durante las primeras semanas de la pandemia, el sector panificador trabajó a un 50 % de su capacidad. Las restricciones de movilidad y el toque de queda dificultaron los procesos de producción, pero estos negocios hallaron alternativas para adaptarse y no dejar de trabajar, por ejemplo, implementaron mecanismos de pedidos previos y entregas con horarios.
¡Maestrooos!
Durante la etapa más compleja del enclaustramiento, ellos se enfocaron en la capacitación de las medidas de bioseguridad y en el uso de herramientas digitales que les permitiera adaptarse al nuevo contexto: el manejo de redes sociales y la incursión en plataformas de comercio electrónico.
La formación es un pilar fundamental, por eso se hablan de capacitaciones virtuales, la creación de una escuela de panadería online y más.
Hace pan y lo comparte
Betty Celín es una de las 20.000 personas que laboran en el sector panificador. Su local ‘Delicias de Ambato’ lleva 10 años operando en el norte de Quito. Su amor por su familia la llevó a montar su propio negocio junto a su esposo.
Cuenta que su hijo fue maltratado en una guardería y eso la llevó a abandonar un buen trabajo, para empezar desde cero con su local. Su panadería ha mantenido unida a su familia y le ha permitido ayudar al prójimo.
Dice que en el encierro tuvo miedo al contagio, pero su deseo de servir fue mayor que su temor; nunca consideró suspender la producción y atención.
Para ella los clientes son amigos y fue eso lo que le impulsó a llevar su espíritu solidario más lejos y buscar las formas de apoyar a las familias que atravesaban por circunstancias difíciles en los meses más críticos.
“Los escuchaba para que no se sintieran solos; también supe que había mucha gente durmiendo en las calles y a las que pude les dije que podían ir a mi local y adquirir pan gratis. Asimismo fuimos a entregar pan a las personas necesitadas de barrios aledaños” relata.
Betty no solo es solidaria, también es generadora de empleo. Con ella laboran cinco trabajadores y sostiene que no podía desamparar a su personal ante la emergencia sanitaria. Aunque fue complicado, no despidió a nadie ni bajó sus sueldos.
Respecto al virus, respondió de manera rápida. Compró overoles, alcohol, gel y mascarillas. Capacitó a su equipo, recordándoles las normas de bioseguridad y el distanciamiento social.
Datos
- El sector panificador contribuye al engranaje productivo con ventas anuales por 306 millones de dólares y la creación de 20.000 plazas de empleo directo.
- En Ecuador, el consumo promedio anual de pan por persona es de 27 kilogramos.
- En el país más de 9 mil negocios están dedicados a la elaboración de pan y otros productos de panadería.