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Después del atropello, Felipe quedó con el 98 % de discapacidad, perdió la vista y sufre de una condición que se llama realidad difusa. No distingue tiempo ni espacio.Cortesía

Felipe Endara: “Prendan la luz, está muy oscuro”

El ciclista quedó ciego después de ser atropellado. Sus padres y hermanos cuidan de él. Las secuelas físicas y emocionales también afectan a los seres queridos. El acusado podría quedar con arresto domiciliario.

Han pasado más de dos años desde que Felipe Endara se montó en ‘bici’ por última vez. Y aunque junio es el mes dedicado al ciclista, tras el atropello que sufrió el deportista de élite en 2018 por parte de un conductor que iba en contravía, él jamás volverá a practicar su actividad favorita...

Una discapacidad del 98 % es la secuela que dejó aquel siniestro de tránsito que casi le cuesta la vida.

Su estado quizá sería distinto si el conductor del vehículo, Milton Rivadeneira, un exministro y docente universitario, se hubiera detenido y llevado al joven a un hospital que estaba a metros del punto en el que ocurrió el hecho, en la av. Interoceánica, oriente de Quito. Sin embargo, dejó la escena de inmediato.

Tres años y 9 meses de prisión por el delito de lesiones permanentes, tipificado en el artículo 379 del Código Orgánico Integral Penal, y una reparación material de más de medio millón de dólares fue la sentencia que recibió el sospechoso del atropello. “De esa cifra no han visto un solo centavo”, dice María, hermana de Felipe.

-“No le aceptaron la apelación. Está en la cárcel”, añade.

La vida de la familia dio un vuelco cuando les informaron del accidente en julio de 2018. María estaba fuera del país. Supo del hecho y desde allá debió comunicarlo a los demás allegados.

Pese a las múltiples cirugías que le han practicado, las secuelas son graves. Endara perdió la vista y el hueso frontal de la cabeza. Además tiene una condición que se llama realidad difusa, es decir que Felipe no se ubica en espacio ni en tiempo.

“Se nos parte el alma cuando Feli nos pide que prendamos la luz, que todo está oscuro”, lamenta María.

Para sus padres, la situación ha sido tan difícil de sobrellevar que toman medicación. Son personas de la tercera edad y, junto a sus otros hijos, han tenido que hacerse cargo de las terapias y tratamientos que requiere el deportista para tener una buena calidad de vida. “A mí me duele pensar que cuando mi hermano representaba al país, todos lo apoyaban, pero ahora muchos le han dado la espalda”, narra.

Colectivos y familiares han hecho plantones afuera de los complejos judiciales.Cortesía

Sin disculpa

Otro tema que ha afectado a María es que el implicado en el atropello jamás se disculpó por los daños ocasionados. Incluso, durante una de las audiencias, sus allegados comían golosinas, mientras en la pantalla se reproducía un video del accidente.

Hace unos meses, Marcelo Toro, abogado de Rivadeneira, solicitó un recurso de casación con el que busca la nulidad del proceso “por una violación al principio de motivación”. El letrado considera que no se justifica la ratificación de la pena que impuso el juez de primera instancia.

Adicionalmente, ha pedido que se sustituya la medida cautelar de prisión preventiva por arresto domiciliario. Esto debido a que su defendido tiene más de 65 años. “Hace un mes y medio, tal vez dos, lo trasladaron a la Cárcel 4 por su estado de salud, por el coronavirus, los problemas pulmonares, lumbares, estomacales y de hígado que sufre”, menciona. El caso está en la Corte Nacional a la espera de que se apruebe o no el pedido.

Sin embargo, María insiste en que cuando el hombre atropelló a su hermano “tenía 63 años y recorrió 16 metros de contravía”, concluye. 

Un mes de conmemoración

El pasado 3 de junio, Felipe cumplió 36 años, fecha que coincide con el Día Internacional de la Bicicleta.

Varios colectivos ciclísticos que apoyan la causa legal de Endara organizaron un recorrido. También han hecho plantones durante las diligencias penales, junto con la familia del joven.

La situación que el deportista enfrenta ha sido complicada, especialmente porque su tratamiento es costoso. Más de 20 dólares al día deben gastar sus parientes solo en medicamentos. Las terapias permanentes también son un gasto extra.