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En el parque Lineal de Solanda, los moradores jugaron con espuma y agua.ANGELO CHAMBA

Familias quiteñas salieron a los parques para mojarse y disfrutar de eventos artísticos

Aprovecharon el sol mañanero para lanzar espuma y divertirse. También bailaron con comparsas y comieron platos típicos

Doris Bazurto viajó desde Quinindé hasta la capital para jugar carnaval junto a sus amigos de la universidad. Se encontró con Esmeralda Pico y sus hijas, otros panas y se fueron al parque La Carolina para lanzarse espuma y divertirse.

La quinindeña dijo que es una tradición verse con los ‘panas’ en estas fechas. Además de mojarse, les gusta jugar fútbol y pegarse un plato de cevichocho. Pico añadió que tenía ganas de meterse a la laguna del parque, pero estaba cercada para evitar accidentes.

En el sur de la ciudad, familias enteras aprovecharon el sol mañanero, sacaron baldes de agua y empezaron a jugar carnaval. En el parque Lineal de Solanda algunos, incluso, se metieron a la pileta para jugar.

Para hoy y mañana, los moradores que viven en La Colmena, en el centro de la capital, anunciaron que abrirán los hidrantes para celebrar de una manera más original.

Baile y procesión

En otros sectores de la ciudad, el feriado se vivió de una manera más cultural.

Javier Chuquimarca sacudió las caderas y agitó los brazos al ritmo de la banda de pueblo que entonaba canciones populares de Costa Rica. Gritaba: “¡Qué vivan los negros!”. Chuquimarca es un habitante de la Magdalena y desde pequeño ha participado en el Carnaval de los Negros, una festividad particular que, según él, la trajeron desde Costa Rica.

La ceremonia es un híbrido entre una fiesta popular del país centroamericano, el ritual católico del Pase del Niño y el reconocido carnaval ecuatoriano. Según Rocío Jaqui, moradora del sector, esta tradición llegó en 1954. El evento inicia con una misa en la iglesia del barrio.

Luego, los priostes, quienes son las personas encargadas de costear la celebración popular, —como un acto simbólico— se entregan un Niño Jesús acostado en una pequeña cuna y envuelto en telas blancas bordadas con figuras geométricas.

La festividad ha tomado varios elementos de la cultura costarricense como su vestimenta.karina defas

Y comienza el ‘zapateo’. Los músicos de una banda de pueblo interpretan canciones populares de Costa Rica. Un grupo de hombres vestidos con sombrero, camisa y pantalón blanco, puestos una careta y un pañuelo rojo en su cuello, saltan, se mueven y sacuden su cuerpo de una manera extravagante. Incluso, hay algunos que se lanzan al suelo y hacen movimientos como que estuviesen imitando a un gusano.

Lanzan pirotecnia al aire, arrojan pétalos de rosas y espuma de carnaval a los bailarines.

Al final de la comparsa se sirven un plato de tortillas con carne y salen en caravana a otros barrios de la zona para realizar lo mismo.

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