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Explosión en taller alerta a mecánicos de Guayaquil sobre su responsabilidad en carros
Los mecánicos se ponen a pensar cómo hacer para cubrir daños en casos de atentados y explosiones. Los chulqueros los buscan para darles crédito.
La orden de trabajo dice bien clarito: “En caso de incendio no se responde el valor del vehículo”. La medida, tomada por un taller mecánico en Guayaquil, es una forma de estar protegidos en casos como el ocurrido en días pasados, cuando un artefacto explosivo provocó la destrucción de tres automotores en una mecánica del suburbio porteño.
“En el taller queda seguro todo lo que se deje dentro del carro, aquí no se puede perder nada, aunque siempre se le pide al cliente que no deje objetos de valor como dinero”, relata el maestro Rolando, propietario del local de reparación ubicado en las calles 23 y Portete, suroeste de la ciudad.
¿Pero qué pasa en caso de un incendio o que le caiga, por ejemplo, un pedazo de techo encima y le dañe el parabrisas? En el segundo caso, explica Jorge, de 56 años y con más de 42 años de experiencia en este oficio, “estoy obligado y me hago responsable del arreglo del daño; en el segundo caso, ya queda aclarado que se trata de un evento fortuito de índole catastrófica y por eso con el mismo cliente se llena la cartilla de recepción del automotor”.
Así, el documento, que es firmado por el dueño del taller y por el cliente, libra de responsabilidad al primero de ellos en caso de un siniestro como el ocurrido en la mecánica ubicada en las calles 28 y Chambers. El lugar fue objeto de un atentado con una bomba molotov, que al explotar provocó un incendio y la destrucción total de tres carros: una Toyota Luv, un Great Wall y un Chevrolet Spark que solo tenía un año de comprado y era el único que estaba asegurado.
Según el afectado, Ángel Amboya Navas, de 63 años, el daño ocasionado alcanza a los 120 mil dólares solo por los carros, pero si se suman los otros daños al taller, herramientas de trabajo y otros vehículos afectados, este llegaría a los 190 mil dólares.
“Bueno, la verdad él no tiene la culpa. Pero le tocará hacerse responsable y ver cómo paga, porque si yo fuera el cliente me iría contra él, es lo más lógico”, reflexionaba ayer Manuel López, mientras hacía arreglar los focos de su vieja camioneta Mazda en la electromecánica ‘El Chino’, ubicada en las calles 12 y Brasil.
Anníbal Pérez, arquitecto y un cliente que esperaba su turno en un taller de frenos, dijo que “hay que ponerse en el papel del dueño del taller, ¿cómo va a pagar cien mil dólares?”. Aunque también haciendo la inflexión como cliente, dijo, “a uno lo que le toca es reclamarle al dueño del taller, él es el responsable final. A no ser que se firmen esas hojas que tiene los talleres grandes en que anticipan que no cubren ciertos rubros como incendios o terremotos”.
Gennibel Vera, mecánica y propietaria de un taller ubicado en la misma esquina, mostró también su inquietud y recordó cuando hace varios años, al salir a probar un vehículo que tenía una falla en su sistema de combustibles, el motor se incendió y le tocó pagar ese daño. “Fueron como 2 mil dólares; pero lo ocurrido con el incendio en ese taller es otra cosa, ¿de dónde va a sacar plata ese hombre para pagar?”, se cuestionaba a sí mismo.
Agregó, sin embargo, su duda sobre el incendio que destruyó los tres carros. “Si yo me meto con un chulquero (prestan dinero de forma ilegal) es para invertir, no para malgastar y no pagar luego”, dijo en referencia a lo señalado por la víctima del ataque, de que tenía problemas con un prestamista.
Nelson Sánchez, del Taller Automecánico V8, ubicado en el centrosur de Guayaquil, relató que le han hecho ofertas de préstamo de altos valores, pero él prefiere “trabajar lo que dé el día, porque meterse con los chulqueros es cosa seria”.
Venezolano radicado hace más de 8 años en Guayaquil, Nelson recuerda que él sí ha tenido que enfrentar gastos varios, como el robo de la memoria de una Chevrolet Blazer en la que estaba trabajando. “Tuve que comprar la memoria, me costó como 700 dólares. Era lógico que respondiera, porque el carro estaba bajo mi responsabilidad”, aseguró. Pero ¿y si le ocurriese algo como el incendio? “Qué arrech... (usó una palabra de la jerga venezolana). ¿Cómo va a hacer uno? Eso sí es jodido”, solo alcanzó a señalar.