Exclusivo
Actualidad
Estado de excepción: Las consecuencias de la medida también llega al trabajo sexual
Las sexoservidoras que laboran en la calle y también en los centros de diversión nocturna cuentan lo que viven a diario en Quito
Lucía es venezolana y hace cinco meses llegó a Quito para dedicarse al trabajo sexual. Para ejercerlo, se ‘asentó’ en la plaza de Santo Domingo, centro capitalino, y sumaba sus dolaritos cuando daba placer a cuatro a cinco clientes por día.
Pero su camello se fregó desde el 8 de enero, cuando el presidente Daniel Noboa declaró conflicto interno por los ataques de los grupos narcocriminales, a los que calificó como terroristas. “Ahora ni siquiera llego a un cliente. La gente tiene miedo y no viene a donde nosotras”, dice Lucía, ‘enfundada’ en su licra negra apretada y con una chompa negra que deja entrever su abultado pecho.
En la emblemática plaza capitalina era común ver, hasta antes de las medidas dispuestas, entre cinco u ocho trabajadoras sexuales. Ahora, a lo mucho, se observan a dos o tres paradas en las esquinas.
“El trabajo está bien bajo. A pesar de que el toque de queda es en la noche, a nosotros nos ha afectado”, replica María, otra de las chicas que caminan en ese sector.
Lea también: Trabajadoras sexuales de luto en el Centro Histórico
Nelly Hernández, presidenta de la organización Visión para el Futuro que aglutina a un grupo de trabajadoras sexuales del Centro Histórico, también mostró su preocupación por el bajo índice de labor tras la declaratoria de emergencia nacional. Sin embargo, le ve el lado positivo porque con los operativos que se hacen, hay un poco más de seguridad.
“Yo les digo a las chicas (sexoservidoras) que no opongan resistencia y que colaboren siempre a los policías y militares si hacen ‘batidas’”, especificó la dirigente.
presidenta de organización
Se van a otros países
La misma realidad la viven las trabajadoras sexuales de los centros nocturnos y los demás empleados. Así lo comentó Juan, quien regenta un local en el centro- norte de Quito y también es representante de uno de los gremios de este sector.
“Debemos considerar algo, a nosotros nos afecta, no porque nos quedemos trabajando por la madrugada, sino porque la gente se moviliza a sus domicilios mucho antes del toque de queda. Evidentemente, lo hacen para no violar la ley y eso es lo que nos afecta”.
El horario que se aplica para las sexoservidoras en los clubes nocturnos generalmente van desde las 16:00 hasta las 23:00. “Pero el negocio empieza a las 20:00, cuando ya se acerca ahora el momento de cerrar”.
Juan contó que, en su caso, durante dos años ha trabajado solamente para pagar las deudas que adquirió durante la pandemia de la COVID-19 que se extendió de 2020 a 2022. En ese entonces, como ahora, se limitó la apertura de los centros nocturnos.
La actual decisión presidencial, según él, es un duro golpe para la economía de los night clubes porque el negocio bajó un alarmante 90 por ciento. Y no solo eso.
Él confirma que en su burdel no hay el número de chicas que iba hasta antes de la aplicación del toque de queda. “Antes iban 35 mujeres, ahora apenas llegan ocho o 10. Las muchachas de mi local han migrado a Perú y a Estados Unidos”, finalizó Juan, quien cree que esta ‘medicina’ contra la inseguridad va a terminar ‘matando’ a su negocio.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!