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Tanto las sexoservidoras como los clientes deben cumplir con los parámetros de bioseguridad.JIMMY NEGRETE

¡Los que no estén vacunados no podrán entrar a los chongos!

Centros de tolerancia están listos para reabrir. Todo el personal que labora en esos sitios también deberá tener mínimo
la primera dosis.

Ya no bastarán el gel, el que lo bañen de alcohol ni que le tomen la temperatura para comprobar que la calentura que se lleva sea solo de las ganas y no por la COVID. Si quiere disfrutar del sexo por un ratito, debe estar vacunado.

Esa es la nueva exigencia que se autoimponen los centros de tolerancia en Babahoyo (Los Ríos), en su camino a la reapertura de estos locales, luego de que el Comité de Operaciones Emergentes (COE) estableciera los parámetros base.

Cabe señalar que lo de “ingresar los vacunados” es un asunto de los propietarios de los mismos chongos, pues el COE dejó en claro que no incluye esta medida porque no puede obligarse a nadie a inocularse, sino que es un asunto de salud de cada persona.
Lo que sí se controlará que las trabajadoras sexuales presenten su carné de inoculación y que el resto del personal, al menos, se hayan aplicado la primera dosis de la vacuna contra la COVID-19.

Bryan Serrano, director municipal de Gestión de Riesgos, confirmó que el aforo autorizado será del 40 % y en cada local debe existir señalización que especifique el uso obligatorio de la mascarilla. Además tienen prohibido realizar shows y solo se comercializarán bebidas alcohólicas de uso individual.

Sin embargo, los ansiosos clientes deben esperar, pues el retorno a las actividades en los prostíbulos iniciará desde el martes 31 de agosto. ¡Es decir, llegarán cobraditos!

Así lo anunciaron los propietarios de los establecimientos que funcionan al interior del predio conocido como El Mango, en la vía Babahoyo-Jujan.

Propietarios y administradores de los chongos comenzaron a revisarlos para estar listos en los próximos días y reabrir.Tatiana Ortiz / EXTRA

Además, con todos los parámetros a cumplir los propietarios de los centros de diversión acordaron que el ‘punto’ ahora costará $ 12 en comparación a los $ 10 que cobraban antes de la pandemia. En el caso de Babahoyo, todos estos establecimientos estuvieron cerrados por aproximadamente un año siete meses y ahora esperan recuperarse económicamente.

En ese tiempo Teresa Calle, propietaria de un prostíbulo, se dedicó a vender salchipapas en los exteriores de su vivienda, en la calle Martín Icaza.

Pero ayer, desde temprano llegó a trapear el piso y ordenar las mesas de su local para recibir a los clientes, a partir de la próxima semana. “Con la venta de las papas me fue bien, no me faltó el pan de cada día. Ahora estamos contentos con la oportunidad de volver a trabajar aquí en la zona rosa”, agradeció la adulta mayor.