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¡Espiada por un cornudo!
Estaba sola en su nueva casa. Sintió que alguien estaba detrás. El ente tenía la piel roja con escamas y ojos dorados. No le hizo daño
Mishele estaba sola en la sala de su nueva casa, pero estaba segura que alguien más la acompañaba. Eran aproximadamente las 22:00 y sentía que una mirada se introducía como una daga sobre su espalda. Dio la vuelta y se topó con una tétrica escena: un hombre con aspecto de centauro la observaba.
Alrededor de 10 segundos cruzaron miradas y quedaron de frente, a unos tres metros de distancia. Él estaba en cuclillas en una esquina oscura de la habitación, que era de unos cinco metros cuadrados, recuerda la guayaquileña. La vivienda era de una planta y estaba distribuida en tres cuartos.
Mishele terminaba de trasladar sus pertenencias a su hogar, en el suburbio porteño, cuando por primera vez, a sus 40 años, experimentó esta clase de encuentros con un espectro. Ocurrió en los primeros meses de 2008.
El espíritu tenía la apariencia de un ser humano, pero con la piel de color rojo intenso, con escamas grandes, ojos dorados, con cola, cachos inmensos y con la estatura de una persona promedio, 1.70 metros.
Ante esta escena, Mishele se quedó paralizada sin poder hacer nada porque, además, solo estaba ella en la vivienda, pues vivía sola hace algunos años y desistió de alquilar la casa.
“Cuando me di la vuelta vi que estaba agachado y no me quitó la mirada en ningún momento, ni siquiera parpadeó. Sus ojos eran grandes y dorados, por eso era imposible no darse cuenta. No sabía qué hacer, me quedé congelada. Era algo que nunca había visto, esa fue la única ocasión que tuve este tipo de experiencia”, rememoró la guayaca.
TUVO SUERTE
Rafaela Álvarez, investigadora ecuatoriana de hechos paranormales, explica que se trata de un Alfa Centauris, seres que atraviesan portales místicos, como por ejemplo los duendes, para tener contacto con la gente por curiosidad y porque, en ocasiones, las buscan para secuestrarlas y realizarle experimentos.
“Ella tuvo la suerte de encontrarse con su ser que era amable. Los malos entes secuestran a las personas y se las llevan a través del portal místico. Quieren conocer sobre la raza humana, pero con otros métodos, como las abducciones de los alienígenas”, recalcó Álvarez.
Luego del cruce de miradas entre el Alfa Centauris, que nunca se movió del lugar donde estaba, y Mishele, el espectro desapareció como por arte de magia, ya que no hizo ningún movimiento.
Tras aquello, quedó una estela de humo en el sitio donde estuvo en cuclillas, dice Mishele. Luego ella movió una silla donde se sentó y se quedó pensando sobre lo ocurrido.
“Simplemente se desvaneció del lugar donde estaba. Era humo, pero liviano. Me quedé con esa intriga si era un demonio o un alienígena, porque nunca más me volvió a pasar”, indica la señora, que después de varios años le contó a su hijo. Él no le creyó hasta que visitaron a la investigadora y les explicó sobre el espectro.
Finalmente, Mishele decidió volver a su antiguo barrio, en el sur del Puerto Principal. Fue su único encuentro con este ser. Y no desea repetir esta desagradable experiencia.