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¡No era equipaje, sino su amante!
Lo pillaron en un patrullaje en Conocoto, al sur de la capital.
Dos policías miraban su celular y sonreían porque no podían creer que lo que leían no era un chiste, sino el extracto del caso de un taxista que camufló en su vehículo a su amante para que su mujer no le cachara.
Hasta ayer, los gendarmes tampoco creían que eso sucedió en su circuito en Conocoto, al sur de la capital, y que uno de sus compañeros estuvo ahí para constatarlo. Ocurrió la tarde del martes cuando los uniformados realizaban un patrullaje a pie por el casco comercial de esa parroquia.
Todo parecía normal hasta que se fijaron en un taxi amarillo estacionado. Detrás del vehículo estaba parado un hombre, que se puso nervioso cuando vio a los policías haciendo esas rondas.
De repente, ese sujeto dio un brinco, se apartó de su taxi y se fue corriendo. Los agentes le cerraron el paso para detenerlo y que este les explicara la razón por la que huía.
Metida en la cajuela
Cuando lo capturaron, lo llevaron nuevamente hasta el vehículo amarillo, en donde estaba una mujer sentada en el puesto del copiloto.
Ella era la esposa del taxista. Cuando revisaron la cajuela, se enteró el porqué reaccionó así: adentro estaba escondida una chica, de aproximadamente 30 años, vestida con una blusa y pantalón rosados, y llevaba puesta una mascarilla.
Al principio, ella no quiso dar los nombres a los uniformados. Además, si el chofer no decía lo que pasaba podía ir preso. Fue en ese momento que se animó a decirles que aquella muchacha era su amante.
Con la confesión, lo único que hicieron los uniformados fue dejar la constancia en un parte policial de que no se había cometido un delito. Además, no tuvieron más alternativa que dejar libre al conductor, sacar a la chica de la cajuela y explicarle a la señora lo que había sucedido con su marido.