La principal arma que tienen para enfrentar a la delincuencia es el valor. Los comerciantes de la Bahía de Guayaquil aseguran no tener miedo, pese a que hace seis días uno de sus compañeros de labores fue secuestrado y asesinado, al parecer por delincuentes, quienes les exigían una fuerte suma de dinero a sus familiares a cambio de devolverlo con vida.

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La víctima, Marcelo Guamán Imba, de 54 años, fue hallada la tarde del domingo en la cooperativa Hermano Gregorio, del cantón Durán. La causa del deceso, de acuerdo con el protocolo de autopsia, fue asfixia por sofocación y obstrucción de las vías respiratorias.

Moradores relataron a la Policía que el cadáver fue bajado de un vehículo de color negro y que, tras deshacerse del cuerpo, los delincuentes huyeron.

Guamán era oriundo de Riobamba, cantón de la provincia de Chimborazo, y tenía casi tres décadas laborando en el casco comercia porteño; comenzó como betunero, luego de años, abrió un local de venta de ropa casual, contaron sus amigos, quienes están consternados por su asesinato.

“De cariño le decíamos Seco de Cuy. Era un hombre trabajador, de su primera conviviente se separó, y luego formó un hogar con otra señora y ella falleció de cáncer hace dos años. Sin embargo, él seguía adelante por sus hijos. Los secuestradores se contactaron con sus familiares”, contó un colega de la víctima.

Otra comerciante reveló que las extorsiones empezaron hace seis meses, pero que en octubre se intensificaron y comenzaron a exigirles a los dueños de negocios 50 mil dólares para no atentar en contra de ellos o de sus locales.

“Nos contactan por teléfono o dejan un papel en la puerta del local, incluso nos esperan que salgamos para interceptarnos en el camino. De esto ya tiene conocimiento la Policía y esperamos que actúen porque no estamos dispuestos a pagar un centavo”, manifestó la dueña de un local de ropa, quien desde hace 30 labora en esta zona comercial.

Hace ocho meses, contó la vendedora, un compañero también fue secuestrado y le exigían la clave de su cuenta bancaria.

Pese a la incertidumbre por la ola de inseguridad, que aseguran golpea a los comerciantes de la Bahía, los dueños de locales dicen que pillo que sea agarrado por ellos, recibirá su merecido.

“No nos vamos a dejar intimidar, estamos unidos para darles su merecido. Estamos tomando precauciones, no abrimos muy temprano y tampoco nos quedamos hasta muy tarde”, aseguró otro vendedor. (AEB)

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