Óscar Verdugo realizó un homenaje conmovedor para despedir a su hermano Mauricio y honrar su memoria, antes de enterrarlo en el cementerio de La Magdalena, en el sur de Quito.

Recreó una escena cotidiana de cuando ambos salían de la casa para dirigirse a la fábrica de productos de baño en la que trabajaban. La única diferencia era que ahora, Mauricio, estaba dentro de un féretro. Fue asesinado a golpes, la madrugada del 13 de julio.

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Óscar pidió a sus primos que cargaran el ataúd y lo trasladaran por los lugares que su ñaño recorría antes de irse junto a él a ‘camellar’.

Fueron a donde sus padres para pedirles la bendición. Ellos también fueron parte de la escenificación. No pudieron aguantar el dolor y lloraron cuando se despidieron de su hijo, dándole la bendición. Después pasaron por el cuarto de la esposa e hijos de Mauricio, quienes estaban desconsolados.

Desde afuera, Óscar silbaba y gritaba “¡Vamos, ñaño, muévete, que el recorrido nos deja! ¡Apura, Culingo!”. Así le decían de cariño a Mauricio.

Mauricio Verdugo bebía unas cervezas junto a su esposa y otro familiar cerca de su casa, en la calles Arenillas y Chavezpugro, la madrugada del sábado 13 de julio.

La pareja de la víctima contó que tres sujetos se acercaron intimidantes y les habían preguntado por un tal Chavo. Dos de ellos, según la testigo, son conocidos en el sector con los alias de Sonrisa y El Diablo.

Al no recibir una respuesta, estos individuos supuestamente iniciaron una riña callejera. Al parecer, tenían palos y con estos golpearon a Mauricio y a su pariente hasta que el primero cayó al suelo. Luego se marcharon del lugar. Mauricio le dijo a su esposa que le dolía la cabeza y regresaron a su casa a descansar.

A las 07:00, la mujer se despertó y vio que su esposo tenía sangre en la boca y no respondía a sus llamados. Pidió ayuda a sus familiares y lo llevaron a una casa de salud, donde confirmaron su muerte.

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Personal del Distrito Eloy Alfaro le pidió más información a la esposa de la víctima para ubicar a los responsables, quienes fueron capturados dentro de sus domicilios horas después del crimen.

Durante la audiencia de flagrancia, los sospechosos negaron lo sucedido y dijeron que ellos habrían sido los agredidos. Todos recibieron prisión preventiva y son investigados por el delito de homicidio.

Los familiares cargaron el ataúd de Mauricio por los lugares que él solía recorrer, antes de llevarlo finalmente al cementerio. Uno de estos fue la cancha de fútbol en la que jugaba los fines de semana. Óscar se detuvo y dijo un par de palabras para recordar los momentos que vivió junto a su ñaño. “Era marcador derecho y amaba a su equipo, Barrio Fino. ¡No te vayas Culingo!”, exclamó.

La única hermana de los Verdugo, Gabriela, pide que los procesados por el crimen reciban la mayor de las penas. Ella recordó a Mauricio como un padre de familia ejemplar al que le gustaba el deporte y era muy gracioso. “Lo extrañamos”, lamentó.

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