Son enviados por estructuras delictivas –Los Choneros, Los Lobos o Tiguerones– para expandir sus ‘tentáculos’ en la capital. No llevan mensajes de paz, sino de violencia. Su religión: el crimen organizado.

La Unidad de Antinarcóticos ha identificado a supuestos miembros de estas bandas, quienes cumplen la función de emisarios y, al parecer, pretenden reclutar más personal para sus organizaciones.

Según la Policía, la mayoría de los sospechosos que han sido detenidos con cargamento de droga o en crímenes perpetrados en contra de expendedores de sustancias, en la capital, se han identificado como parte de estas estructuras criminales.

Sin embargo, según el coronel Byron Ramos, subdirector de Antinarcóticos, “todavía no podemos confirmar que estas organizaciones están enquistadas en la capital”.

El oficial añadió que la dinámica del microtráfico en la ciudad ha cambiado en los últimos tres años, en los cuales los grupos delictivos quieren realizar actividades ilícitas en los lugares donde solían ‘gobernar clanes familiares’.

El objetivo de los emisarios sería buscar a los grupos que tienen su propia estructura y organización. Es decir, que manejan su propia lista de consumidores, rutas de compra, sectores en los que comercializan la sustancia y contactos en prisión para continuar con el ‘trabajo sucio’ incluso dentro de las cárceles. Si no acceden a unirse, los eliminan.

La semana del 21 de marzo al 27, la Policía realizó 15 operativos relacionados con el microtráfico en la capital. En estos procedimientos desarticularon dos bandas en El Condado y San Antonio de Pichincha.

En total fueron aprehendidas 28 personas entre ecuatorianas y colombianas. Durante la investigación, que durará 30 días, la Fiscalía determinará si pertenecerían a alguna organización narcocriminal.

‘Minicárteles’ en acción

En lo que va del año, según la Policía del Distrito Metropolitano de Quito, se han registrado tres muertes violentas relacionadas con el microtráfico.

La última ocurrió en Pifo, el 14 de febrero pasado. Una mujer a quien le apodaban Paty, y que era conocida como una de las ‘brujas’ más pesadas en el narcomenudeo, fue asesinada con dos tiros en la cara. Todavía no se conoce a los responsables del crimen, pero –según la Policía– una semana antes le habrían amenazado miembros de la banda Los Lobos.

Otro de los asesinatos ocurrió en Yaruquí, el 25 de enero. Alias ‘Pata pata’ fue acribillado en una casa abandonada donde solía dormir y presuntamente guardar estupefacientes. El sujeto también habría sido asesinado por integrantes de la misma organización.

Según el coronel en servicio pasivo y exjefe de inteligencia, Mario Pazmiño, las bandas que se dedican al microtráfico quieren independizarse de los carteles mexicanos. El exoficial señaló que las megabandas que eran tercerizadas se dieron cuenta de que pueden emprender su propio negocio. “Pretenden formar minicárteles con su propia operatividad”.

Lo preocupante para Pazmiño es que las nuevas estructuras son más violentas. Aprendieron mientras servían a los cárteles mexicanos.