De nuevo, un debate electoral que deja desazón en los ciudadanos. Tanto, que algunos se desconectaron a la mitad de las intervenciones de siete de los ocho candidatos a la Presidencia. Fue el caso de Marianela Valle, una auxiliar de enfermería que reside en Quito y prefirió dejar la cadena nacional para “no morirse de las iras”, asegura. “Creo que no entendieron la dinámica del debate, aunque no era tan difícil. Sobre todo, Bolívar Armijos”.

Para la ciudadana, fue imposible dilucidar las propuestas de los candidatos, aunque con un par de excepciones. “Algo se vio de Jan Topic y Daniel Noboa, pero nada convence”, insiste.

Para Augusto Iglesias, jubilado, la única palabra para definir el debate fue “¡malo!”, pues no cumplió sus expectativas. “No sabían ni dónde estaban parados. No dijeron cómo iban a cumplir sus promesas. Hasta la moderadora ya se estaba enojando”, agrega el ciudadano.

En Guayaquil la sensación fue la misma. “Se dedicaron a pelear y no a explicar lo que quieren hacer. Luisa se dedicó a repetir lo de la Revolución Ciudadana, nada más”, dice el ingeniero comercial Fernando Pérez.

Un ejercicio democrático que se desarrolló entre la risa y el enojo. Alison Játiva destaca que incluso pudo reírse al ver que Armijos pedía que le repitan la pregunta a pesar de que le tocaba responder a otro candidato. “Luego la señora González exigiendo que detengan el reloj sí fue cómico”.

Otro momento gracioso para los ciudadanos fue oír la propuesta de Yaku Pérez a Jan Topic para jugar vóley y tomar mishki tullito, una bebida tradicional andina. “Fuera de lugar, si no está en su casa”, comenta Jorge Camana, un estudiante universitario.

DE ALGO SIRVIÓ

Estas perspectivas no son lejanas a los expertos en análisis político que EXTRA consultó. “No creo que haya ganadores o perdedores. Fue un mejor debate que en 2021, pero nos quedó debiendo”, expresa Marcelo Espinel, analista y vicepresidente de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo.

Para Francisco Montahuano, politólogo, si bien hubo falencias en las intervenciones, cree que el debate sí sirve para dilucidar los votos. “Siempre se va a aportar información para bien o para mal. Al menos se mostraron las formas de enfrentar las interrogaciones”, argumenta.

La sorpresa de la noche fue Daniel Noboa, debido al estigma que arrastraba por el recuerdo de los discursos de su padre, Álvaro Noboa. “En algún momento se pensó que fue una debilidad, pero él tiene cierto conocimiento de cómo funciona el Estado y con buena retórica”, agrega Montahuano.

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Para Espinel, Jan Topic también pudo ganar puntos, gracias a su desenvolvimiento, aunque fue monotemático. “Aterrizó casi todo en la seguridad”.

Él cree que no fue “lo suficientemente relevante para motivar una decisión”. La consecuencia de esto es que el próximo 20 de agosto se sumarán los votos nulos y blancos, así como el voto sin representatividad. “La gente hará una elección aunque no se sienta representada. Además suma la antipatía con lo político”, concluye Montahuano.

Para los ciudadanos, al menos quedaron los memes.

UN PUESTO VACÍO

A pesar de que el movimiento Construye designó a Christian Zurita como reemplazo de Fernando Villavicencio luego de su asesinato, el Consejo Nacional Electoral no lo tomó en cuenta en el debate. Zurita y su compañera de fórmula, Andrea González, intentaron dejar una ofrenda floral y una foto de Villavicencio en el lugar que le correspondía.

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