El 24 de abril de 2001, el estadio Atahualpa de Quito fue testigo de uno de los partidos más recordados en la historia de las eliminatorias para el Mundial Corea-Japón 2002. Ecuador, que buscaba clasificarse al torneo, recibió a Paraguay en un enfrentamiento lleno de emociones, tensiones y, lamentablemente, un incidente que marcó el partido de manera negativa: la invasión de un hincha que intentó agredir al árbitro Ángel Sánchez.

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Desde el principio, el partido se presentó como una dura prueba para la selección ecuatoriana. A los 19 minutos, Agusto Porozo fue expulsado por una falta que dejó a Ecuador con diez jugadores. Esta expulsión afectó profundamente el ánimo del equipo local y, aprovechando la superioridad numérica, Paraguay golpeó rápido, anotando el primer gol del partido.

A los 26 minutos, José Saturnino Cardozo, con una jugada precisa, puso a Paraguay en ventaja, lo que hizo que la tensión aumentara en el estadio. Los aficionados locales, nerviosos y frustrados, empezaron a expresar su descontento, pero el verdadero caos llegaría apenas dos minutos después.

A los 28 minutos, en pleno desarrollo del encuentro, un hincha ecuatoriano logró burlar la seguridad y saltó al campo con la intención de agredir al árbitro argentino. La intervención inmediata del personal de seguridad fue necesaria para controlar la situación, pero la invasión causó que otros seguidores se unieran a la protesta, creando un momento de caos que interrumpió el juego por menos de dos minutos.

A pesar de este incidente, el equipo ecuatoriano, liderado por el capitán Alex Aguinaga, no se dejó desanimar. Aunque el episodio había generado un impacto emocional significativo, los jugadores se sobrepusieron a la adversidad.

La respuesta de Ecuador llegó justo antes del descanso. A los 43 minutos, Iván Kaviedes envió un pase preciso a Agustín Delgado, quien con un potente remate logró empatar el partido, desatando la euforia de los hinchas y cambiando el ambiente en el estadio.

En la segunda mitad, la selección ecuatoriana siguió demostrando carácter. A los 53 minutos, Delgado volvió a aparecer, esta vez con un cabezazo que rompió la defensa paraguaya y le dio la ventaja a la Tri. La remontada ya estaba en marcha, y el estadio Atahualpa explotó de alegría.

El partido concluyó 2-1 a favor de Ecuador, una victoria clave en la lucha por la clasificación al Mundial. Aquel día no solo se quedó grabado en la memoria de los aficionados por el inesperado incidente con el hincha, sino también por la valentía y determinación de la selección ecuatoriana, que supo sobreponerse a la adversidad.

Con el paso de los años, Ecuador y Paraguay han vuelto a encontrarse en el camino de las eliminatorias, y 23 años después, el Atahualpa se prepara para revivir la tensión y la emoción de aquellos días. Será una nueva oportunidad para que la Tri siga luchando por su sueño de llegar a la próxima Copa del Mundo.

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