En Ecuador ha dejado de ser novedad que peligrosos criminales busquen el país para refugiarse. Se ha vuelto común que la ciudadanía hable de los albaneses que se han establecido en el territorio nacional, pero esto no es noticia reciente. Ellos llegaron en 2009.

En 2016, en cambio, fue detenido un líder de una de las organizaciones más peligrosas del mundo, la Camorra, cuya base es Nápoles, en el sur de Italia. El hombre, identificado como Salvatore Iavarone, tenía un reconocido y lujoso restaurante en los primeros kilómetros de la avenida Samborondón, en Guayas. Su fachada era la de empresario.

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Otros casos, apenas del año 2023, fueron el del colombiano Hernán David Landaeta Garlotti, alias Satanás, un sanguinario sicario del Tren de Aragua atrapado el 2 de noviembre en Loja; y el de su coterráneo Henry Loaiza Montoya, Alacrán Junior, detenido en Samborondón el 12 de octubre. Este último vivía con una identidad ecuatoriana, que consta en el Registro Civil, e incluso podía sufragar.

El último hecho relacionado con un narcotraficante buscado internacionalmente se registró el  martes 19 de marzo de 2024 en la comuna de Montañita, en Santa Elena. En el sitio fue detenido Andrejus Tokeris, quien era requerido en Lituania por narcotráfico y contrabando de sustancias desde el 21 de diciembre de 2020.

Él es conocido en su país no solo por traficar y almacenar desde los 16 años drogas como las metanfetaminas y éxtasis, sino también porque él mismo las fabrica desde su adolescencia. Él estuvo 11 años en prisión, sin negar a lo que se dedicaba, y en 2020 fue detenido nuevamente, pero salió de la prisión preventiva pagando una fianza de 15 mil euros. De ahí, escapó.

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Él habría tenido laboratorios en diferentes países, entre esos Bélgica, según información publicada por el portal de noticias Delfi, de Lituania. En su arresto de 2020 él habría dicho que podía montar su negocio en cualquier sitio, con lo que tuviera al alcance. Incluso, entre los indicios le hallaron medicamentos para animales, los que utilizaba junto a otros productos para aumentar el volumen de la cocaína.

El coronel Mario Corrales, oficial retirado de Criminalística, explica que con ese procedimiento lo que el individuo conseguía probablemente era incrementar sus ganancias al alterar la composición para tener más producto, pero con una menor calidad.

¿Podía montar o montó un laboratorio en Montañita? Eso no ha sido precisado por las autoridades ecuatorianas. Sin embargo, Andrejus Tokeris es conocido en su país por hacerlo en cualquier sitio, incluso en las habitaciones de hoteles donde se hospedaba. Por eso es conocido como el químico del narcotráfico o el botánico.

La captura del lituano es algo que se comenta en ‘voz baja’ en Montañita. “Muy poco se lo veía. A veces acudía a la calle de cócteles. No tenía conocidos ni amigos aquí”, menciona bajo reserva un lugareño. Otro habitante añade que lo solía ver caminando por la vía que conduce al área conocida como El Tigrillo, donde al parecer residía. En ese sector nadie pudo establecer el tiempo que Tokeris residió allí, tampoco a qué se dedicaba.

“Aquí residen muchos extranjeros, unos de forma legal y otros no. Por acá hay poco control de Migración y eso hace que lleguen personas de dudosa reputación, como ha sido el caso de este señor”, expresa una mujer.

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EXTRA conoció que Andrejus Tokeris, al parecer, se reunía con alguien de su misma nacionalidad. Incluso, en julio pasado, su acompañante habría tenido una discusión con alguien que estaba en una habitación de hotel junto a ellos. El hecho fue reportado a los policías locales, quienes al revisar la habitación no encontraron drogas, pero sí varios implementos tecnológicos, como si un hacker hubiera estado en el lugar.

En el Informe Global de la Cocaína del año 2023, se dedicó un capítulo a Ecuador debido a la gran cantidad de esta droga que sale desde sus puertos. En este ya se hacía referencia al tráfico de sustancias a Gambia, al punto de que precisa que la mayor cantidad de ‘merca’ incautada en la historia de ese país africano había sido enviada desde Guayaquil, en enero de 2021.

Para mandar esa carga había viajado a la urbe porteña un ciudadano de ese país, pero ayer se descubrió que ahora los envíos los hacen directamente ciudadanos ecuatorianos que colaboran con una organización criminal africana

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