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Desaparecidos: una deuda de “verdad”
Los datos en Ecuador resultan contradictorios. La cifra de casos pendientes facilitada por las autoridades es tres veces inferior a la que manejan los colectivos civiles, quienes denuncian “impunidad” e “ineficiencia”.
Hace 27 años, el 9 de noviembre de 1990, Gustavo Garzón Guzmán salió de su casa, en Quito, y no volvió más. Tenía 32 años. El escritor le dijo que iría a una reunión de amigos. Su paradero aún es incierto.
El caso de Gustavo es el más antiguo registrado en la base de datos que gestiona la Asociación de Amigos y Familiares de Personas Desaparecidas de Ecuador (Asfadec). Durante casi tres décadas, su familia ha visitado infinidad de instituciones.
Su madre y su hermano siempre portan consigo un retrato en blanco, con el que resisten los embates del tiempo. Porque ambos se niegan a darlo por muerto. Ellos, como otras miles de personas, tienen un único objetivo: la verdad.
A pesar de que las anheladas respuestas no llegan, los afectados continúan con su permanente trajín de protestas, reuniones internas y con autoridades... “¡No pueden rayar ni dañar el bien público!”, gritan los policías metropolitanos que resguardan la Plaza Grande (Quito).
Los uniformados quieren evitar que los miembros y simpatizantes de Asfadec coloreen el piso con tiza y arena. Pero ellos, reunidos como cada miércoles desde hace cinco años, no claudican.
“¡Cuántas veces hemos hecho esto... Si el desaparecido fuera uno de sus hijos!”, critica Telmo Pacheco, actual presidente de la asociación.
El hombre, de 69 años, muestra la escoba y la pala con la que pretenden limpiar la plaza después de dibujar un mándala sobre los adoquines con tierra, pétalos de rosas, fotografías y banderillas blancas, donde se leen nombres como Luz, Angie, Luis, Alex, Estefanía... “¡Estamos cinco años aquí!”, alega el padre de Telmo Orlando Pacheco, a quien perdió el rastro cuando este tenía 33.
Finalmente, la policía cede, y se inicia la manifestación pacífica. El colectivo aspira a que Lenín Moreno incluya su problemática en su agenda. Pacheco cuenta que le han enviado cuatro cartas. “Una cuando estuvo de candidato en la primera vuelta, otra en la segunda, otra hace dos meses y una hace un mes, pero no hemos recibido respuesta”. Hoy, quienes transitan por los alrededores del palacio pasan frente a las pancartas, miran, leen y se van...
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