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Durán: El clamor de un padre a su hijo antes de que lo mataran a tiros en su lugar de trabajo
El joven de 19 años, quien laboraba en un taller de torno, se convirtió en la víctima mortal 192 de este cantón de Guayas. Sus 3 verdugos lo remataron
Los asesinatos que se han vuelto el ‘pan de cada día’ en Durán provocaban que Julián Celestino Tigrero Arreaga cada vez que regresaba de su jornada de trabajo abrazara a sus hijos, en especial a su único descendiente varón, Justin Alexander Tigrero Barco, a quien le suplicaba que no se juntara con nadie, porque temía que algo malo le pudiera ocurrir.
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El presentimiento del duraneño cobró fuerza la tarde del jueves 16 de mayo, cuando al llegar a casa vio a su muchacho, de 19 años, sentado en el portal de su vivienda, por lo que le dijo: “Mijo, entra, ¿qué haces afuera? Te quiero vivo, no tu recuerdo, no quiero que solo seas un nombre”.
Catorce horas después, la tragedia entró a su hogar. Justin fue asesinado a tiros, en el taller de torno donde laboraba desde hace un mes, ubicado diagonal a su casa, en la cooperativa Democrática sur de Durán, el segundo cantón con más asesinatos en el país, luego de Guayaquil.
A las 08:30 de ayer, Justin se convirtió en la víctima mortal 192, en lo que va del año, de esta ciudad, que el 2023, en el mismo lapso, contabilizaba 50 crímenes.
“Yo estaba en mi casa, cambiándome para salir a trabajar, cuando mi señora entra llorando y gritando: ‘mataron al bebé’. Mi hijo fue asesinado a tiros, le dieron sin piedad. Siempre le decía: ‘Papito, no ande en grupo, que cuando te ven así, piensan que eres parte de una banda. Mira que en Durán a cada rato matan”, expresó llorando mientras observaba a la policía entrar y salir del inmueble donde acabaron con la vida del segundo de sus tres hijos.
El joven, quien en febrero pasado se graduó del colegio, estaba en su lugar de trabajo cuando llegaron tres individuos a bordo de una camioneta doble cabina de color crema y le dispararon.
En el afán de salvar su vida, el chico corrió hacia el interior del local, se metió por el patio que conecta con la casa donde reside el propietario del taller y finalmente trató de esconderse en el baño. Sin embargo, sus verdugos lo siguieron y allí lo remataron a tiros.
“La última vez que lo vi con vida fue en esta madrugada, (ayer), cuando le dije que abriera la puerta para guardar unas carretas. Cuando me levanté, ya se había ido a trabajar. Siempre he tratado de que en mi casa no faltara nada para que mis hijos no tuvieran que andar en cosas malas”, manifestó Julián, quien labora en una fábrica de hielo.
El cuñado del fallecido comentó que los criminales, antes de rematar a Justin y durante la huida, también apuntaron a las personas que se encontraban dentro del inmueble e incluso al propietario del taller. “Lo siguieron hasta el baño, lo querían muerto”, expresó.
Durante las pericias, agentes de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida y Muertes Violentas (Dinased) ingresaron a un inmueble ubicado a ocho casas de donde se registró el asesinato, los uniformados fueron recibidos de manera violenta e incluso se escuchó un disparo.
Finalmente, cerca de la 11:00, en medio del dolor y desconsuelo de sus familiares, el cuerpo del joven fue sacado del baño, metido en fundas plásticas de color negro y embarcado en el carro de Medicina Legal para ser llevado al Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil. (AEB)
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