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Dos hombres se salvaron de ser secuestrados en Quito
Los delincuentes se hicieron por policías para raptarlos. Cuando vieron que una patrulla los seguía, botaron a la quebrada a las víctimas.
Con una sonrisa de oreja a oreja y con un apretón de manos, un hombre, de 27 años, agradeció a los uniformados por haberles rescatado a él y a su vecino de un posible secuestro, la madrugada de ayer.
El hecho se registró en el norte de la capital. El subteniente Stalin Chango, jefe del circuito Carcelén, indicó que mientras realizaban un patrullaje por la avenida Simón Bolívar, a las 04:30, notaron que el conductor y el copiloto de un vehículo blanco se alteraron al ver a la ‘poli’ y se inició una persecución que duró cerca de cinco minutos.
En un tramo de la calle Javier Espinosa, por Carcelén, Chango miró que desde la puerta trasera del auto arrojaron a dos hombres hacia una quebrada que colinda con la avenida. Los uniformados detuvieron el patrullero para ayudar a las víctimas y enviaron a otras unidades tras el vehículo.
El subteniente y sus compañeros ingresaron unos cinco metros entre la maleza y se identificaron como policías para que los afectados respondieran a sus llamados. Al llegar a ellos, vieron que ambos tenían cuerdas y cordones amarrados en sus manos y pies.
Las víctimas, todavía temerosas, les contaron a los agentes que mientras fumaban un tabaco afuera de sus viviendas, en el sector del Comité del Pueblo, dos sujetos les amenazaron con armas de fuego, les quitaron sus celulares y les metieron a la fuerza a un vehículo.
Mientras les amarraban con los cordones de sus propios zapatos, los secuestradores les habían dicho que son miembros de la Policía y que estaban realizando una operación encubierta por la zona.
Supuestamente, estaban buscando a los miembros de una organización que se dedica al tráfico de estupefacientes.
Sin embargo, luego de maniatarlos, les dijeron que era un secuestro y que utilizarían sus celulares para llamar a sus allegados para que entregaran dinero por su liberación.
El subteniente Chango ordenó que rastrearan los teléfonos de las víctimas para tratar de hallar a los bandidos. La ubicación marcó en el sector de Calderón, pero luego de varios operativos por la zona no encontraron a los secuestradores.
Los afectados esperaron a que amaneciera, para ir hasta la Fiscalía y colocar la denuncia. Ambos dijeron a la Policía que no tenían cuentas pendientes con nadie. Tampoco registraban antecedentes penales.