Exclusivo
Actualidad
‘Doña machete’ es la guardiana de dos barrios de Quito
Desde que un choro intentó ahorcarla, Ana María Cayataxi ha empuñado un ‘filo’ para enfrentarse a la delincuencia. Se ha convertido en la vigía del barrio Linderos de Atucucho.
Ana María Cayataxi no suelta el machete para nada. Esta herramienta de trabajo se ha convertido en la mejor arma para defenderse de los ladrones y proteger a su familia.
La mujer, de 35 años, vive en el límite de los barrios Linderos de Atucucho y La Dolorosa, en el norte de Quito.
Tiene una pequeña legumbrería de madera construida con sus propias manos. Ahora es su garita. Desde ahí vigila, alerta y defiende al barrio de la delincuencia.
Hace tres meses casi pierde la vida luego de enfrentarse contra un ladrón. Ana María recuerda que el sujeto intentó entrar a la fuerza al negocio para robarle el dinero, mientras ella almorzaba. “Me agarró del cuello y lo golpeé con el plato en sus partes íntimas”.
Forcejearon por unos segundos. La mujer pedía auxilio y el atacante la ahorcaba. Uno de sus hijos salió a defenderla y el pillo huyó. Sin embargo, Ana María no se quedó con la ‘pica’ y lo persiguió. “Lo tumbamos y le lastimamos los pies antes de entregarlo a la Policía”.
Protegida
Desde entonces, la moradora camina con el machete a todos lados para defenderse de algún peligro. Lo empuña cada vez que observa a un sospechoso o desconocido.
Además, siempre está atenta ante cualquier pedido de auxilio. Hace dos semanas, un taxista se salvó del filo de su machete luego de que este les habría apuñalado a una pareja de jóvenes. “No sabemos si quería robarles o si tenía algún problema con los chicos”.
Ana María no tiene miedo de enfrentarse a los delincuentes y se ha convertido en la vigía del barrio. De hecho, sus vecinos le encargaron el trabajo de alertar cualquier hecho violento o delictivo.
Por eso, la mujer extendió sus horarios de atención de la legumbrería hasta las 22:00 y llevó a dos perritos para que la ayudaran con la seguridad. Uno de ellos, Rex, está aprendiendo a ladrar cuando Ana María le ordene.
Camaradería
José Vega aplaude el trabajo de su vecina y menciona que ella se ha transformado en el ‘ángel guardián’ de los estudiantes y abuelitos cuando se dirigen a sus destinos. “Había delincuentes que solían atacarlos con cuchillos”.
El vecino añade que también han desaparecido los consumidores de droga y los ‘borrachines’ que solían generar malestar en esa cuadra. Ana María solo saca a relucir su machete y dichas personas se retiran.
Otros habitantes, como Carmen Espinoza, han seguido el ejemplo de doña Anita, como la llaman en el barrio, para ayudar con la seguridad del sector. Hace poco tapó con madera y aluminio un espacio junto a su casa que era utilizado como nicho de delincuentes.
Ana María no solo colabora en la seguridad. También se ha convertido en una líder de la limpieza. Cerca de su legumbrería suelen arrojar los desperdicios sin organizarse. Ante esto, ella ha realizado reuniones con los moradores para que sean ordenados y dicha esquina no sea un foco de suciedad.
“Si no hacen caso voy a tener que darles palo, porque con el machete les voy a hacer daño”, concluye la moradora, mientras sonríe.