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¡El dolor no fue invitado!
Extra hizo posible que la familia de Yuri Orobio disfrutara de regalos y una cena navideña. Su muerte sigue siendo un misterio.
Sesenta minutos de felicidad tal vez sea poco para los siete meses de sufrimiento que embargan a la esmeraldeña Amalia Orobio Bone, tras la trágica muerte de la cuarta de sus seis hijos, en mayo pasado.
A pesar de su aflicción, el anhelo de la mujer, de 29 años, era que sus retoños disfrutaran de la Navidad. Por eso, aunque sea solo por un instante, escondió su dolor de madre y sonriente ayudó a sus cinco niños a abrir los obsequios.
EXTRA hizo posible este sueño en medio de las necesidades y el luto que aquejan el hogar de Amalia, ubicado en la cooperativa Batalla de Tarqui, en el Guasmo Sur de Guayaquil.
En la humilde vivienda de paredes de bloque, sin enlucir y piso de cemento, permanece latente el recuerdo de Yuri, la niña de 10 años que desapareció el 31 de mayo pasado y que fue hallada muerta en un ramal del río Guayas, diez días después.
“La pienso todos los días. Me la imagino haciéndose selfies, jugando o riéndose con sus hermanos. Es difícil superar la muerte de un hijo y más cuando es un misterio. En mi hogar el puesto que ella ocupaba en la mesa sigue vacío”, refirió con tristeza la progenitora.
Confiesa que su mayor satisfacción es ver a sus hijos felices y sonrientes, aún cuando en su corazón viva un coctel de emociones, difíciles de digerir.
Abrieron los obsequios
A la hora de abrir los regalos los más entusiasmados eran Dylan, de 13 años, y Javier, de 12. A ellos se les obsequió una ‘cachina’ navideña.
“Es para mí, me combina con esta camiseta. Me la voy a poner para la cena, esta Navidad estrenaremos ropa”, expresó el mayor de los hermanos, con una sonrisa que no cabía en su rostro.
Los más chiquitines de la casa, Keyner y Marcela, de 3 y 5 años, respectivamente, estaban contagiados por la alegría y el entusiasmo de sus hermanos mayores. Keyner tomó su regalo, rompió el papel y se sentó en el piso a jugar. “Es Thanos, es Thanos (el villano del cómic Los Vengadores). Mira mami, es para mí”, repitió sonriente el pequeñito.
Marcela recibió una muñeca, modelo sirena, a la que se le iluminaba la cola con oprimir un botón. A ella no era necesario apretarla o tocarla, pues solo el hecho de tener un juguete nuevo iluminaba su rostro.
Su madre, quien estaba sentada a su lado, la observaba detenidamente. Cada sonrisa de su pequeñita la hacía suspirar.
Briana (11 años), otra de las nenas de Amalia, también estaba feliz con el set de maquillaje para niñas que recibió por parte de EXTRA. ¿Esto es para mí?, preguntó la niña, mientras sus hermanos mayores la animaban a abrir el obsequio.
“¡Pero rompe el papel, mira qué te trajeron, ya ábrelo!”, le susurraba al oído Javier.
A cenar se ha dicho
Finalmente, ya cuando todos habían abierto sus obsequios, llegó el momento de cenar. Mientras Amalia servía los alimentos, Dylan partía el pan de Pascua que esa noche degustó con su mamá y sus hermanos.
No era necesario que el adolescente pronunciara unas palabras, pues su rostro denotaba la felicidad por este mágico momento.
En medio de las risas de sus hijos, Amalia hizo una pausa para confesar que, para ella, regalarle a sus hijos un juguete nuevo se tornaba en un verdadero sacrificio, pues el dinero que gana pelando camarón en una fábrica “a duras penas alcanza” para comprar los alimentos.
“Para mí esto es mucho. No saben lo contenta y agradecida que estoy. Es una Navidad que no olvidaremos, aunque la ausencia de mi hija es una cruz que debo sobrellevar. Gracias, Diario EXTRA”, dijo la progenitora con una amplia sonrisa que por un instante llenó su entristecido rostro.
Se sumaron a la ayuda
Conocedores de la labor que por Navidad durante varios años realiza EXTRA, Miguel Andrade, presidente del Frente Independiente de Profesionales (FIP), quiso contribuir con el agasajo e hizo la entrega de una canasta navideña y varios obsequios para los hijos de Amalia.
“Me conmueve la historia y el dolor de esta madre que lucha para sacar adelante a sus niños, por eso decidí contribuir con un granito de arena. Ojalá otras personas se animen a hacerlo”, manifestó Andrade.
Orobio y sus hijos agradecieron la noble labor del guayaquileño.
El padrastro, entre los sospechosos
En junio pasado en las páginas de EXTRA publicamos la noticia del hallazgo del cadáver de Yuri y la desesperación de su madre por conocer quién ocasionó la muerte de su niña.
La progenitora albergó por varios días la esperanza de que el cuerpo hallado no sea el de su hija. El junio pasado Amalia contó a este Diario que el 31 de mayo su pareja la amenazó de muerte. “Me dijo que si se enteraba que andaba con otro hombre me mataba y luego él se mataba”, recordó la señora.
En la denuncia que el pasado 2 de junio Amalia colocó en la Fiscalía del Guayas indica que en una ocasión discutió con su pareja, porque él le había pegado a su hija (la desaparecida). “Era una persona agresiva y consumía droga, incluso solía vender mis cosas para consumir”, detalla en el documento.
Orobio contó que hace un mes recibió la llamada de su expareja. “Le supliqué que me diga la verdad, pero él negó haberla matado. Lo más duro es que no sé qué pasó con mi hija. Han pasado siete meses y su muerte sigue siendo un misterio”, expresó la señora.