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El femicidio ocurrió el 18 de julio del año pasado en la vía Santa Elena-Guayaquil.Joffre Lino

¡Dios tarda, pero no olvida!

Después de once meses, sospechoso de femicidio fue capturado. Pobladores aseguraron que se lo atrapó gracias a un ‘secreto’ que practicaron

“Dios tarda, pero no olvida”, con esa frase los comuneros de Buenos Aires, en la provincia de Santa Elena, resumen la detención de Claudio Véliz Cuzme.

El sujeto fue aprehendido mediante un operativo policial en el sitio Vaca del Monte, perteneciente al cantón Chone, de la provincia de Manabí.

Para los habitantes de la citada población peninsular han sido once meses de tensión después de que Véliz, al parecer, protagonizó el hecho más doloroso que ha ocurrido en el lugar.

El suceso aconteció el 18 de julio del año pasado cuando el sospechoso, presuntamente, terminó con la vida de su esposa Yajaira Quiroz Sánchez, de 22 años, e hirió gravemente a Flor Sánchez, su suegra.

Yajaira, madre de dos hijas producto de la relación con el procesado, recibió una docena de puñaladas en plena calle y agonizó por varios minutos en medio de la vía Santa Elena-Guayaquil. La víctima intentó huir de su iracundo marido que para matarla le clavó varias veces un cuchillo por la espalda.

Flor, por tratar de defender a su hija, también fue acuchillada. “Ella, (Flor) tiene cicatrices en la cara y manos, por un milagro de Dios quedó viva”, contó Isidro Sánchez, hermano de la lesionada que logró recuperarse en el hospital Liborio Panchana después de varios días de permanecer asilada.

Claudio, a quien también conocían en el recinto como el Negro, se fugó internándose en las montañas entre Buenos Aires y Villingota, donde a pesar de la intensa búsqueda por aire y tierra que efectuaron los agentes policiales, durante una semana, no se logró encontrarlo.

Práctica para capturarlo

El día del crimen, los deudos de Yajaira practicaron un rito con el objetivo de que algún día el sujeto sea capturado y pague por el asesinato de su esposa. Aunque en ese entonces muchos no creyeron en aquella práctica, el tiempo les ha dado la razón a los parientes.

El acto consistió en colocar el cuerpo de la difunta boca abajo para orarle por unos minutos. Luego se le hizo un lazo con una piola en uno de sus dedos del pie derecho. Según la creencia, en el camino de la vida el prófugo se enredaría y caería debido a que el alma de la mujer haría justicia.

“Al conocerse la captura del tipo, el pueblo está más tranquilo porque en verdad había preocupación que algún día regrese, pero el secreto (ritual) dio resultado, son creencias que no fallan”, comentó el morador Eladio Salvador, un carpintero que conoció a la difunta y es amigo de sus familiares.

Alexandra Llangarí, exteniente política de Chanduy, coincide que con la captura de Véliz Cuzme, quien constaba en la lista de los primeros diez más buscado del país, se respira un ambiente de más calma y justicia. La denuncia por femicidio consta en la Fiscalía de Santa Elena, en donde se reactivó el caso.

Isidro Sánchez, hermano de Flor y tío de Yajaira, dijo a EXTRA que espera que ahora la justicia castigue con todo el peso de la ley al aprehendido. “Le oramos a Dios para que el criminal esté tras las rejas y ahora depende de los jueces para que el sujeto reciba el castigo que se merece”, dijo Isidro.

Sánchez, quien es cristiano evangélico, agregó que el Negro, aunque está en la cárcel, los seguiría amenazando. “Dicen que ha mandado a advertir que se vengará de nosotros, pero no le tenemos miedo porque estamos protegidos por el manto de Jesús”, concluyó.

Casa quedó abandonada

Aunque ha pasado casi un año del crimen, en Buenos Aires aún recuerdan a Yajaira, quien todas las noches acudía a jugar índor fútbol con sus amigas del poblado. La occisa formaba parte de la selección femenina de la localidad que ganó campeonatos intercomunales del sector peninsular.

La casa donde vivió luce abandonada porque después de un mes de ocurrido el crimen, todos los parientes de la fallecida abandonaron la comuna, esto porque en esos días se rumoró que Véliz Cuzme era visto por las noches y pretendía llevarse a sus hijas.

“Una vez que a la señora Flor Sánchez le dieron el alta en el hospital, y por seguridad de las pequeñas (hijas de la pareja), optaron por irse de la península, dejaron unos contactos telefónicos, pero después de un tiempo ya no contestaron”, relató la exteniente política de Chanduy, parroquia a la que pertenece el recinto Buenos Aires.