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Día del Padre: Pata gorda para el sargento de la casa
Al gendarme Arístides Tarira le espera una cangrejada este domingo. El policía inspiró a su hijo mayor para también pertenecer a la institución.
Hoy, al culminar su jornada laboral, al sargento Arístides Vidal Tarira Fajardo lo recibirán en casa con una cangrejada. Este Día del Padre comerá rico. Pero su regalo será tener a sus cuatro hijos festejándolo. Y, posiblemente, por primera vez en esta fecha, a su nieta, de 2 meses.
En su hogar el orgullo es doble. La vocación por servir a la sociedad está en los genes, pues el mayor de sus muchachos también viste el uniforme policial desde hace tres años.
“Él pudo notar y yo hacerle saber que es complicado, porque a veces nosotros sabemos que salimos, pero no si vamos a regresar. Sin embargo, quiso seguir mis pasos (...). A otro de mis chicos igualmente quiero apoyarlo a que ingrese a la institución. Si no lo logra, también será una satisfacción para mí poder darle otra profesión”, dice Arístides sonriendo, con un visible gesto de ilusión.
Aclara que nunca les impuso que trabajen en lo mismo. Simplemente a ellos les nació la inspiración al verlo dedicarse con empeño a su vocación.
Él es uno de los tantos ‘héroes’ en esas filas. Ser policía y papá no es fácil, asegura. No solo por no poder estar siempre en celebraciones especiales como la de este domingo, sino por el sacrificio de mantener el orden fuera del hogar, sin descuidar las cosas dentro. Tarea que complementa su esposa, Mariuxi Zúñiga.
NIÑOS LO FELICITAN
Arístides lleva 24 años y 9 meses en la institución. Actualmente presta servicio en el distrito Portete, en el suroeste de Guayaquil. Durante su carrera le ha tocado ‘camellar’ varias veces en esta fecha. Sin embargo, en la calle, de una u otra forma, no se deslinda de su rol de padre. Cada vez que tuvo que interactuar con pequeñines durante sus guardias, supo comprenderlos desde ese punto de vista.
“Disfruto viendo a los padres pasar con sus hijos. También es muy bonito ver el cariño de un niño cuando me saluda, me da la mano en esta fecha especial. Es como que en ellos recuerdo a los míos en el tiempo en que iban a la escuela”, cuenta.
En esas horas, los ‘pelados’ que disfrutan con sus papis, también lo han felicitado, alegrándole la jornada. Son reconocimientos que lo animan a seguir sus rondas.
ALEGRÍA TEMPRANERA
En días como hoy, el cariño hacia Arístides es desde la mañanita. Lo primero que recibe es el abrazo de sus hijos y algún obsequio que le tienen preparado.
Luego vienen las felicitaciones de su esposa, quien ya le tiene listo un desayuno ‘pepa’, para también reconocer a su amado.
Todos comen juntos. A veces, por trabajo, el hijo mayor suele estar de turno temprano, pero a la tarde o a la noche se une al festejo.
“Vaya con precaución, cuídese mucho”, le dicen sus chicos cuando sale a sus labores. Abrazo al despedirlo, abrazo a su llegada. El afecto nunca falta para este papá, policía y ‘héroe’.