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Así fue el último día del ciclista Santiago Jaramillo
Ornella Zambrano, esposa del deportista atropellado en la vía a Samborondón, asegura que él sabía que su vida sería corta y no le temía a aquello.
El último día de vida de Santiago Jaramillo tuvo algunas particularidades que giran una y otra vez, como la cinta de una película, en la mente de Ornella Zambrano, esposa del ciclista guayaquileño que fue atropellado la noche del pasado 17 de agosto en la vía a Samborondón.
Aquellas escenas, aunque no están pintadas de dolor, tienen un peso nostálgico que desborda en las lágrimas de Ornella. No sabe hasta cuándo.
El fatídico día
“Ese 17 de agosto no se sintió diferente, fue un día tranquilo”, rememora sin poder contener el llanto. Timo, como llamaba cariñosamente a Santiago, de 33 años, solía despertar entre las 7 u 8 de la mañana, pero ese lunes durmió un poco más, ya que la noche anterior jugó un partido de fútbol del cual regresó agotado. Ornella lo levantó a las 10:00 para que desayunara. No tenía trabajo estable, pese a tener título de ingeniero en Marketing. Se mantenía con algunos ‘camellos’ eventuales que realizaba.
Después de comer, Santiago ayudó a su esposa, con quien llevaba cinco años de relación, a lavar los platos. Luego arreglaron la casa.
Alrededor de las 2 de la tarde compartieron la mesa para almorzar. “Entre risas y conversaciones triviales me dijo que tenía muchas ganas de tocar su guitarra -tocaba ese instrumento casi todos los días, especialmente antes de ir a dormir-”, recuerda Ornella. Santiago amaba cantarle fragmentos de canciones.
Practicó hasta las 4 de la tarde, ya que, a diferencia de otros días en los que acostumbraba a pasar sus tardes jugando en la consola de videos o arreglando su bicicleta, el sueño lo venció.
“Su siesta se había extendido mucho, quería ver películas y esa era una de nuestras actividades favoritas juntos, así que a las 7 y un poquito más lo levanté”.
Debido a su pasión por los deportes, Santiago sufría dolores musculares frecuentemente. Ornella siempre se ofrecía aliviarlos con masajes, pero él nunca los aceptaba, pues decía que no era para tanto. Sin embargo, ese día accedió.
Después del masaje, a eso de las 20:10 de la noche, se acomodaron para ver ‘Ready player one’, una película de ciencia ficción que a ambos les llamaba la atención y de la cual comentaban.
“Amor, saldré a pedalear, me llamó Marco (Caizapanta), vuelvo en una hora”, le dijo Santiago a las 21:45, tras revisar su celular. Luego de eso se levantó rápido de la cama para colocarse su ropa de ciclista y buscar su termo con agua, el casco, un bolso en el que llevaba accesorios para entrenar.
A las 22:15 se despidieron un con un beso y el infaltable “te amo”.
- Cuídese mucho.
- No te preocupes, amor, tú sabes que siempre tengo cuidado.
Luego de eso, Santiago salió con su amigo y compañero de ciclismo, Marco, para realizar su ruta de todos los días, con la diferencia que ese lunes la tragedia lo alejaría de Ornella.
“Siempre supe que él no era de aquí y creo que en cierto nivel él también lo sabía”, menciona Ornella mientras su voz se quiebra por el llanto.
Pese a esto, esboza una leve sonrisa al recordar que siempre le mencionaba que su paso por el mundo sería muy corto y que no le tenía miedo a eso.
“Las últimas semanas las aprovechó al máximo, hizo todo lo que le gustaba, cantó más, rió más, fue muy agradecido con la vida por lo que tenía”.
Ornella afirma que su esposo se fue muy feliz, haciendo lo que amaba. Ella planea continuar con el deseo de su esposo que era hacer de este mundo un mejor lugar.