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Los trabajos de remoción de escombros se enfocaron en la Manuel Córdova Galarza.René Fraga

Deslave por culpa de los irresponsables

Las autoridades dijeron que las quebradas de Pomasqui quedaron taponadas con materiales de construcción. Hubo acumulación de escombros.

La imagen del carro de Eduardo Arce flotando como canoa era el tema de conversación de los moradores de Pomasqui, norte de Quito. Ellos y trabajadores del Municipio se reunieron para limpiar el lodo de la avenida Manuel Córdova Galarza luego del aluvión (ver infografía).

Ayer la gente recordaba el momento en que vio al hombre, de 40 años, junto a su esposa salir desesperados del auto rojo. “Nuestras vidas son lo más importante. Lo material se puede recuperar”, dijo Arce poco después de la inundación.

Estaba apenado porque no sabía si su herramienta de trabajo se había dañado. Él vende productos medicinales a domicilio y viajó en su auto desde Guamaní, sur de la capital.

Arce recorrió algunas casas de Pomasqui, receptando y entregando pedidos. Cerca de las 17:00 del miércoles regresaba a su hogar por la Córdova Galarza.

“Frente al colegio Pomasqui había un charco bastante grande”, relató. Se aventuró a cruzarlo pero el carrito se apagó. En ese momento llegó la desgracia.

Arce vio que uno de los muros del colegio se desplomó por la fuerza del lodo. Además, los escombros bajaban por la calle Manuela Sáenz.

El vendedor y su pareja se bajaron y caminaron en medio del lodazal hasta una de las veredas. Entretanto, el vehículo quedó varado en el parterre central.

Los videos con los estragos empezaron a circular en las redes sociales. Se veía que la calle se convirtió en un río que arrasaba todo lo que encontraba. Las casas se inundaron, incluyendo el Centro Comercial de Pomasqui, cuyas gradas eléctricas parecían cascadas. En total hubo 14 personas afectadas en el sector.

Javier Macas, técnico del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), explicó que esto se produjo porque en esa parte cayeron entre 20 y 30 litros de agua por metro cuadrado. “Bastaron dos horas para que se produjera el aluvión”.

Un auto rojo flotaba como canoa cuando la avenida se llenó de agua.Captura de video

Quebradas tapadas

Macas precisó que el suelo en Pomasqui es árido y eso propició la avalancha. “El agua baja fácilmente porque no hay una buena absorción”.

Esto se agravó por las secuelas que dejó el incendio de árboles en enero de 2019 en el cerro Casitagua. En esa época quedaron destrozadas más de 500 hectáreas, dejando restos de plantas calcinadas. “Todo eso fue arrastrado por el agua”, según Jaqueline Castro, presidenta del Gobierno Parroquial de Pomasqui.

Los escombros llegaron a la quebrada Santa Teresita (una de las nueve que hay en la parroquia) y se acumularon.

“El colector se saturó y todo el material arrasó la parte occidental del colegio Pomasqui”, indicó César Díaz, secretario de Seguridad del Municipio capitalino. Por eso ocurrió el desbordamiento.

Ayer se hizo un recorrido para conocer el motivo de esa acumulación y llegaron a la conclusión de que hay quebradas tapadas con escombros de construcciones. Especialmente la de Santa Teresita, una de las más grandes.

“Se identificaron saquillos con estos desechos”, contó Díaz. Por eso se realizará una investigación para dar con los responsables.

Y este no es un problema reciente. Según Castro, la gente pobló parte del Casitagua y con eso las construcciones aumentaron. “Hay volqueteros que van a las mañanas por las noches a botar los escombros. Hay personas irresponsables que no toman conciencia”, denunció la funcionaria durante la minga organizada desde la madrugada.

Las secuelas

Los trabajos para rehabilitar la carretera y los inmuebles afectados se extendieron hasta la tarde. El lodo de la vía era retirado con palas mecánicas y camiones.

El lodo dejó inhabilitada la vía principal. La remoción se hizo hasta la tarde.René Fraga

Los habitantes, en cambio, sacaban los escombros a mano, como lo hacían Gabriela Mena y su esposo. Ella tiene una mecánica frente al colegio Pomasqui y fue uno de los nueve inmuebles afectados.

El aluvión no solo entró sino que también se llevó llantas nuevas que comercializa. “No tuvimos tiempo de hacer nada. Apenas pude meter un carro de un cliente”.

La angustia de Mena crecía porque tiene deudas que se acumularon debido a la pandemia. Y para rematar la mala suerte, era probable que la maquinaria que usa para alinear y balancear se haya dañado.

Por el momento solamente se tiene el balance del daño estructural en el sector (ver infografía). Además se analizan las intervenciones que se ejecutarán en la capa asfáltica, que también se movió por la fuerza del evento.