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Wilmary tiene fe en que la cirugía salvará la vida del bebé.Cortesía

¡No dejen morir al bebé, Ethan!

Su madre, Wilmary Jiménez pide ayuda para costear la cirugía de la criatura. Tiene poco más de un año y solo ese tratamiento puede salvarlo. 

Wilmary Jiménez está desesperada. Salvar la vida de su pequeño hijo, Ethan,  es su prioridad. Solo una intervención quirúrgica para extirpar un tumor, puede lograrlo. Sin embargo, la situación económica de la madre no le permite costear el tratamiento que su bebé, de año y tres meses, necesita. 

Actualmente, el estado del infante es crítico. Está internado en un hospital de la capital, tras presentar una fuerte hemorragia por nariz, boca y recto. Además tiene crisis hipertensivas y convulsivas. 

El recorrido que Wilmary ha hecho con su retoño ha sido sumamente complicado y, aunque han habido días en los que siente derrumbarse, la sonrisa de Ethan la motiva a seguir adelante y buscar el dinero para atender su cuadro médico. 

Al momento, además de solicitar donaciones, abrió varias plataformas en línea para recaudar fondos y organizó una rifa

El calvario de una madre

Wilmary caminó cuatro horas con su bebé en brazos durante los días más duros de la pandemia. Había caído la noche, y el toque de queda, no permitió que un vehículo la regresara a casa desde el hospital. Tan solo la ida había sido una odisea. Ninguna ambulancia acudió a su llamado. Un amigo con salvoconducto se ofreció a llevarlos, pero en el camino a la casa de salud casi lo multan. “Eso que yo tenía al bebé con fiebre y el tanque de oxígeno”, cuenta la madre.

Aquella noche, Ethan no podía esperar. Una afección pulmonar le causaba una insuficiencia respiratoria que, además de dejar los labios del niñito con un intenso tono morado, ponía en riesgo su vida.

Ese día, de pasos cansados sobre la oscura carretera entre Tumbaco y Yaruquí, al oriente de la ciudad,  fue solo uno de los muchos sustos que Wilmary y su esposo han tenido con Ethan.

Cuando la mujer, de 31 años, tenía dos meses de embarazo sufrió una caída. Doce semanas después, una hemorragia incontenible la llevó a la sala de emergencia de un hospital, ubicado en el oriente de Quito. “Me querían hacer un legrado, pero entre los médicos no se ponían de acuerdo. Así que salí de ahí”, explica la joven nacida en el estado de Zulia, en Venezuela.

Horas más tarde y aún con dolor, Jiménez fue llevada por su pareja a otra casa de salud en el norte de la capital. Allí supo que estaba sufriendo un aborto. “Era un embarazo gemelar, pero ese día perdí a uno de los bebés. Ethan es un guerrero, él sobrevivió y sigue luchando”, narra. 

Lleva casi dos años en la ciudad. La madre de su esposo es ecuatoriana y, aunque la mayoría de la familia vive en la Costa, Wilmary se quedó en la capital. Ella consiguió trabajo en una fábrica de repuestos para máquinas dispensadoras de bebidas. Él, en cambio, trabajaba en la taquilla de una empresa de transferencia de divisa. 

“Yo deje de trabajar porque mi embarazo era de alto riesgo... Mi esposo perdió su empleo por los permisos para ir al médico con el bebé, refiere Wilmary mientras hace un inventario de los gastos del hogar. Hoy la situación económica de la familia es complicada, sobre todo por la leche de fórmula, la  medicación que requiere el bebito y la cirugía que podría salvarle la vida.

El difícil diagnóstico

Todo comenzó con un parto prematuro. Wilmary tenía solo 27 semanas de gestación cuando empezó a perder líquido amniótico. En su vientre, Ethan, estaba sufriendo. “Pasó un mes en la maternidad y le dieron el alta con oxígeno”, rememora la progenitora.

Luego de un tiempo, una crisis respiratoria llevó a la familia a un hospital pediatrico de Quito. Allí descubrieron que el bebé sufría broncodisplacia pulmonar, hipertensión arterial y episodios convulsivos silenciosos. “Fue un diagnóstico tardío que no se lo hizo luego de su nacimiento”, revela. 

El futuro

Aunque sabe que el camino es largo, la madre confía en que Ethan sobrevivió por la voluntad de Dios. “Decían que sería ciego y que no podría caminar”, agrega.

Al momento, el bebé necesita fisioterapia para mejorar su tono muscular. “Deben ser constantes y son muy costosas... yo le hago viendo videos, pero no es lo mismo”, resalta. Mucho menos ahora que la situación del bebé es extremadamente delicada, ya que se han detectado nuevas condiciones que agravan su cuadro. 

Ayuda urgente

Entre las necesidades inmediatas de la familia las consultas médicas, la leche de fórmula ( hidrolizadas), pañales, toallitas húmedas, gasas, alcohol, etc.

Si usted puede colaborar con Wilmary, realice su aporte a la cuenta de ahorros número 2205408265, del Banco del Pichincha, a nombre de César Alexander Parra Martínez con cédula 3050492143 o  comuníquese al teléfono: 097 880 8532.