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Darío León: “fui racista y sexista”
Aunque no se arrepiente de lo que hizo en TV, el actor quiteño confiesa que hay cosas que no volverá a hacer por amor a sus hijos.
Vestido de policía y con un arma en la mano, así aparece el actor Darío León en su personaje de Alejandro, en la película ‘3-03 Rescate’, en la cual comparte escenas con Karen Montero, Ricardo González y Pancho Tello. La cinta ecuatoriana se estrenó el pasado 9 de noviembre en las salas de cine del país. En ella se habla sobre la violencia intrafamiliar, femicidio y el trabajo policial. El papel de Darío es el de un hombre que intenta recuperar a su familia, la cual está sumida en problemas.
El artista está dedicado a los largometrajes. Estuvo en producciones como ‘Tal vez mañana’ (2017) y en ‘Con alas para volar’ (2016). También participó en un seriado de Ecuavisa (‘La panadería’ en 2008) y de otros canales. Su carrera empezó en el desaparecido ‘Pasado y Confeso’. Poco a poco se abrió camino, actuó en un sinnúmero de dramatizados. Fue presentador de televisión, en RTS era parte del staff de conductores de Vamos Con Todo, en su versión para Quito. Aunque no se arrepiente de nada de lo que ha hecho durante su carrera, está seguro de que hay cosas que no volvería a aceptar, sobre todo porque ahora tiene dos hijos. Tomás y Sofía, quienes cambiaron su pensamiento y le hicieron considerar que su familia es lo más importante que tiene.
Estrenaste una nueva película con un papel casi protagónico, ¿qué te gusta del cine?
Que no importa mucho el rating. La fórmula del cine te exige que seas totalmente honesto, meterse en el personaje y sacar desde las tripas la honestidad y sinceridad del personaje. En la televisión no se da eso porque marca otras exigencias. El nivel de entrega e intimidad del cine te permite expresar y sentir, es la posibilidad de ser honesto y tener lo tiempos necesarios para que las emociones fluyan.
¿Las emociones del arte cambian el mundo o solo hacen pensar?
No cambian el mundo, habría que tener mucho poder e influencias para pelearse con gente poderosa. No es tan fácil. Creo que el arte sí invita a reflexionar, no es que entras al cine y al salir ya sales como otro, pero sí intentamos que haya un mundo mejor y atacamos por todos lados.
Para ser actor no basta el talento y la preparación, ¿crees que la suerte juega un papel para conseguir el éxito?
En Ecuador sí es de suerte, pasan pocas cosas y normalmente siempre ponen a los mismos. En televisión si algo funciona no corren riesgos con el rating, van los mismos, pero cambiados de ropa. El cine está empezando a crecer.
¿Cómo recuerdas tu época en la televisión capitalina versus la pantalla de hoy?
Cuando voy por la calle mucha gente me dice que vuelva o que me vieron porque están transmitiendo nuevamente ‘Pasado y Confeso’, eso paramos de grabar hace 11 años. Hice varios intentos por la producción nacional, pero los canales dicen que no funciona. La producción en Quito está desapareciendo, ya no hay nada aquí, dicen que no es negocio, pero el público en la calle piensa otra cosa.
¿Por qué se da esto?
No quieren arriesgar, ni probar cosas nuevas. Por eso muchos nos hemos alejado de la televisión, cuando requieren de nuestros servicios vamos.
¿Qué opinas de los contenidos actuales?
Los artistas, actores y músicos tenemos un poder sea con el micrófono o la cámara, son las personas que nos ven y aceptan las que nos lo otorgan y debe ser bien utilizado. También hice payasadas en televisión por divertir a la gente, pero hoy tengo un hijo de siete años y una hija de ocho meses. Y digo ‘qué bruto, cómo hice ciertas cosas’.
¿A qué cosas te refieres?
Payasear con el morbo, burlarme de la homosexualidad para sacar un acto rápido. Es parte de la fórmula clásica y típica de la mayoría de programas porque ahí está el chiste. Fui racista, sexista, jugué al machismo. Lo hice como lo ha hecho un montón de gente porque así se mueve el medio.
¿Te arrepientes?
Habría cosas que no las volvería a hacer, en ese momento si no lo hacía no me pagaban. Es complicado, por eso no critico a nadie, pero creo que no podemos hacer lo que nos da la gana, porque hay niños que nos miran.
¿De lo que hiciste farándula qué te llevas?
Me gustó mucho la relación con mis compañeros Esteban Verdesoto y Arena, hicimos una amistad fuerte. A veces decíamos ‘dónde estamos’, porque el rating te pedía pito y era como intelectualizar lo ridículo. Pero también tuvimos la posibilidad de tocar muchos corazones, de ayudar a la gente y ahí me di cuenta que hay que utilizar esto con un sentido.
¿Volverías a hacer farándula?
Sí, porque sí se puede hacer una farándula divertida y bonita. A veces nos hemos escrito con Esteban y Arena para ver si nos juntamos y hacemos alguna cosa.
Hablas mucho de tus hijos, ¿qué cambió en ti el ser papá?
Derramé un montón de lágrimas que no derramé en toda mi vida. Mi primer hijo vino a los 36 años y él me hizo entender cosas como que no hay que invertir tanto tiempo en el trabajo, hay que quedarse más en casa, jugar con los niños. El tiempo en familia le levanta el alma a uno. Entiendo más el significado de la palabra amor.
¿Qué es el amor?
Es una cosa interna muy fuerte que solo se siente en los ojos, en un beso rico con saliva a un hijo cara a cara. El amor es abrazar a mi familia y ver una película, algo que no he sentido solo con una pareja.
¿Tu primer hijo es varón, la segunda mujer, qué es de diferente?
Mis amigos cuando se enteraron que iba a tener una niña me decían ‘ahora pagas guambra’. Cierto es. Hay el temor de que esas tonterías que uno hizo con mujeres te las hagan. Hay el sueño de que sea lo suficientemente inteligente y centrada como para saber tomar decisiones adecuadas. La ternura de una nena es una cosa de locos, cuando me ve y se ríe me derrito, las mujeres tienen una energía distinta.
¿Cómo es la relación con tu esposa, María Fernanda Cueva?
Fue complicado al principio porque venía de un divorcio. Ella es 17 años menor a mí, los primeros tres años fueron difíciles y tuvimos que ir a terapia. Pero estamos bien y fortalecidos. Es bonito tener una familia y da miedo perderla.
¿Por qué ese miedo?
Me siento muy sólido y quiero conservarla. Tengo terror de que no funcione. Tengo terror de morirme, espero no hacerlo en unos 30 años para poder ver crecer a mis hijos; incluso, por eso he dejado de andar en mi moto, porque no quiero que nada malo pase.
Anécdota
Nunca pensó en ser actor, cuando estaba en la escuela y colegio le parecía ridículo hacer obras de teatro o que lleven payasos de invitados. Cuando estudiaba veterinaria en una universidad capitalina, todos los días, pasaba por la facultad de artes, un día se sorprendió al ver un ensayo y decidió quedarse. Se enamoró del oficio y cambió todo por la actuación.
Más de él...
También es percusionista, pero la música es un hobby, no una profesión.
Le gusta cocinar y le agrada experimentar. Fusiona sabores salados y dulces, pero más allá del sabor en el paladar cree que eso alimenta la relación con su familia.
Piensa que el secreto para tener una relación amorosa firme es porque con su pareja han cedido los dos. Su filosofía es que el matrimonio no es desechable.