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Agentes policiales de la Unidad de Protección del Medio Ambiente y del Ministerio del Ambiente atienden los casos de rescates.Archivo / EXTRA

El daño criminal a la naturaleza en Ecuador: bandas toman animales silvestres de trofeos

Rescates de animales exóticos en Ecuador revelan la relación entre las mafias delincuenciales y el tráfico de especies

En ecuador, los animales silvestres enfrentan dos problemas principales: por un lado, son extraídos de su hábitat natural para ser vendidos, y por otro, a menudo caen en manos de bandas delictivas que los explotan para exhibirlos como ‘trofeos’, emulando a narcos como Pablo Escobar.

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El miércoles 7 de agosto, en Nueva Prosperina, un sector del noroeste de Guayaquil, durante una serie de allanamientos se encontraron un lagarto y un caimán en un pequeño estanque de cemento. Estos animales estaban en un inmueble utilizado por criminales.

Este hallazgo es similar a otro registrado en febrero de este año, cuando se encontró un ocelote en estado de desnutrición en una vivienda de la cooperativa Jacobito Bucaram, en el sur de la ciudad. El predio estaba en poder del grupo delictivo Los Tiguerones.

Las alertas sobre especies fuera de su hábitat son atendidas por el personal del Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, así como por agentes de la Unidad de Protección del Medio Ambiente (UPMA) de la Policía Nacional.

Según cifras difundidas por esta Secretaría de Estado, de enero a junio de 2024 se atendieron 305 casos de animales silvestres, entre rescates y retenciones. Los rescates consisten en poner a salvo a especies que se encuentran en una situación o lugar de peligro fuera de su entorno natural, mientras que las retenciones se refieren a la retirada de ejemplares que se mantienen ilegalmente en espacios privados.

Influencia del aumento de la violencia

Diego Bastidas, abogado de la fundación Rescate Animal Ecuador, señala que la fauna silvestre también está afectada por el contexto de inseguridad que vive el país. Indica que con el incremento de grupos delictivos ha surgido un interés de estas organizaciones por animales que no pertenecen a la fauna urbana, viéndolos como trofeos.

Como ejemplo de esta situación, menciona el hallazgo de un criadero de tilapias de exportación en la Penitenciaría del Litoral, durante un operativo en agosto de 2023. “Se tuvo que rescatar animales de compañía, pero también animales silvestres que estaban en la cárcel”, destaca.

Bastidas añade que existe una correlación entre los delitos contra el medio ambiente y otros delitos del crimen organizado. “Si aumentan estos últimos también habrá afectación en los otros”.

El 7 de agosto, un lagarto y un caimán fueron retirados de una vivienda en Nueva Prosperina.Christian Vinueza / EXTRA

¿Qué desafíos hay que superar?

La fundación con la que colabora recibe de una a dos denuncias mensuales sobre delitos contra animales silvestres. La principal problemática es la venta de especies, actividad que, según el Código Orgánico Integral Penal (COIP), se sanciona con una pena privativa de libertad de uno a tres años, al igual que la caza, captura, tenencia y tráfico de animales.

Bastidas señala que la Función Judicial enfrenta falencias para garantizar un debido proceso y que las investigaciones culminen con una sentencia. “Muchas veces, los fiscales no tienen los recursos ni las herramientas necesarias. Se requiere presupuesto y capacitación técnica para investigar correctamente estos delitos”, afirma.

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En marzo de 2024, el Ministerio del Ambiente lanzó la campaña ‘Alto al tráfico de vida silvestre’, con el objetivo de generar conciencia sobre esta problemática, que constituye una amenaza para el equilibrio de los ecosistemas.

En la presentación de la campaña se indicó que este tipo de comercio “es el cuarto negocio ilícito a nivel mundial y está vinculado a la delincuencia organizada transnacional”.

Mónica Chonillo, de la fundación Trato Ético de los Animales (TEA), explica que el problema de las ventas ocurre debido a la falta de controles en la comercialización de animales en zonas como la Bahía, en Guayaquil.

Además, señala que la escasa educación ciudadana sobre el daño que se causa a las especies al sacarlas de su hábitat contribuye a la problemática, ya que luego es difícil que los animales sean reinsertados en la naturaleza.

Chonillo menciona haber conocido muchos casos de personas que llevan monos a sus hogares, forzándolos a adaptarse a la vida doméstica por desconocimiento. También ha visto casos de tortugas llevadas a casa, sin saber qué hacer con ellas después. “El parque Seminario, en un tiempo, se convirtió en el botadero de tortugas de Guayaquil. Tuvieron que reubicar algunas”.

De Escobar al Gato Farfán

En 2023, en la provincia de Manabí, se descubrió una propiedad vinculada al narcotraficante ecuatoriano Wilder Sánchez Farfán, alias Gato Farfán, donde se encontraron enjaulados una pareja de jaguares en peligro de extinción. También se hallaron loros amazónicos, faisanes, pericos y otras aves exóticas, aparentemente ingresadas desde países asiáticos.

En la década de 1990, Pablo Escobar introdujo en Colombia flamencos, búfalos, jirafas, cebras, canguros y hasta hipopótamos en el zoológico que construyó en su hacienda Nápoles, ubicada en el municipio de Puerto Triunfo, en el departamento de Antioquia.

De estos animales, solo las jirafas, que provinieron de Texas, Estados Unidos, no se adaptaron a las condiciones de Antioquia y murieron. La idea de Escobar surgió tras una visita a la finca Veracruz de los narcotraficantes hermanos Ochoa, quienes también tenían animales exóticos.

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