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Criminales y religiosos: las razones detrás de la devoción a Dios de los delincuentes
Tres expertos analizan las razones de la marcada religiosidad de quienes cometen delitos. Eso sí, concuerdan en que su fe es genuina
Encomendarse a Dios antes de salir de casa o que una madre le dé la bendición a su hijo es algo normal, pero ¿y si el retoño sale a hacer daño a otros? EXTRA conversó con un pastor cristiano, un filósofo y un psiquiatra sobre la cultura religiosa muy marcada en miembros de grupos criminales y narcos.
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Para empezar, hay que tomar en cuenta que la población latinoamericana es de por sí muy religiosa, ya sean católicos, evangélicos, testigos de Jehová, entre otras. “En los sectores empobrecidos la religiosidad es fuerte”, explica José Verdi, pastor de la Comunidad Cristiana Espíritu y Verdad, de Quito.
Esta es prácticamente una herencia del entorno y la familia. Para el religioso, es una fe sin reflexión, sino solo encaminada a lo dogmático.
- "DIOSITO, AYÚDAME"
Esta dinámica conlleva a tomar la religión como un “amuleto de buena suerte”. Sin importar las actividades a las que las personas se dediquen. Para el psiquiatra Armando Camino, coordinador del área de salud mental del Hospital del Club de Leones de Quito, también es parte de los códigos que se manejan en las organizaciones, sean delictivas o no.
“Los comportamientos de los seres humanos van de acuerdo al grupo social al que pertenecen. Es así que la integración de los miembros se basa en el cumplimiento de requisitos”, anota.
Dentro de las organizaciones criminales se piensa, según el experto, que se cometen los delitos con la bendición de Dios. Es por ello que buscan representaciones como la de Jesús Malverde, considerado el santo de los narcos en México. Este santo no es reconocido por la Iglesia católica. En Ecuador, el ejemplo es Leandro Norero, el narco del que se desprendió el caso Metástasis y del que Fiscalía hizo públicos los chats con algunos de sus colaboradores.
- “Yo creo en Dios y confío mucho en Él. Mandé a pedir el número de mi pastora”, le decía a Fabián Campozano, alias Yankee, desde la cárcel.
- “Es verdad, ñaño, creemos y somos aferrados a Dios”, le responde.
En esos mismos chats habla con Daniel Salcedo, otro de los implicados en el caso Metástasis y le dice que incluso “llegó a ministrar y a sanar personas”.
- LAS CONTRADICCIONES
A Diego Jadán, teólogo y profesor de la Universidad del Azuay, no le resultan extrañas esas manifestaciones. “La relación entre violencia y religiosidad es muy estrecha”, explica.
Es por ello que incluso entidades como las Fuerzas Armadas tengan santos. En Ecuador es la virgen de La Merced. El problema radica en la contradicción entre lo que se predica y lo que se hace. Las escrituras sugieren hacer el bien a los demás. “Esto sucede porque la religiosidad se ha vaciado de contenido. La ritualidad se queda en eso”, agrega.
El pastor concuerda en esto. “Ya no cuenta lo ético sino lo dogmático. La fe por sí misma sin reflexión”, agrega.
Esto responde a una necesidad inherente del ser humano de atender su lado espiritual. Algo que puede ser utilizado por organizaciones para tener más adeptos y controlarlos mediante la tergiversación de los dogmas. “Como soy un hijo de Dios y apelo a su amor incondicional, Él me perdona todo”, analiza el pastor.
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Para Camino, esta es una forma de usar a la religión como un mecanismo de lavar los pecados y volver a empezar. Eso sí, ninguno cuestiona que estas manifestaciones de fe no sean legítimas. "Las creen de verdad. Están convencidos. Difícilmente se trata de una fachada para bien o para mal", concluye el teólogo Diego Jadán.
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