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Dos familias 'cafetearon' a muerto ajeno, los cuerpos fueron confundidos en la morgue de Guayaquil
En Guayaquil y en Durán, dos familias velaron y sepultaron a una persona que no era su ser querido. Por los tatuajes que tenía uno de los occisos, se dieron cuenta del error.
¡Insólito! Aunque Daniel de Jesús Pavón Bermúdez, de 27 años, y Jorge Enrique Valero Cali, de 28, vivían en ciudades diferentes y fallecieron en días distintos, su parecido físico ocasionó que sus familiares no notaran que estaban velando y enterrando al muerto equivocado.
Uno de los occisos implicados en este descabellado suceso habitaba en Guayaquil y el otro en Durán. El pasado 13 de febrero Daniel de Jesús fue atacado por dos individuos en el centro del cantón ferroviario. Recibió un tiro en la cabeza. Fue trasladado a un hospital, donde dejó de existir cuatro días después.
La policía trasladó el cuerpo hasta el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses del Puerto Principal, para que sus familiares realicen los trámites y puedan retirarlo y sepultarlo. Mas, por la inseguridad y los niveles de la violencia que azota al país, los parientes de Daniel decidieron enterrarlo el mismo día en un cementerio de Durán.
Sin embargo, cuando lo estaban sepultando, Sandy Mendoza, su exnovia y compañera de colegio, observó que a Daniel de Jesús no se le notaban los tatuajes que se había hecho en los brazos. “Fuimos pocas personas al entierro. No lo velaron porque habitan cerca de donde lo mataron y tenían temor de que ocurra una balacera. Antes de que lo sepultaran lo vi y le comenté a su tía que no se le notaban los tatuajes y ella me dijo que seguramente era porque estaba hinchado”, contó.
papá de Daniel de Jesús Pavón
Los restos del duraneño fueron sepultados y sus familiares trataban de sobrellevar la tristeza por su muerte; cuando el jueves 24 de febrero, una llamada telefónica del familiar de otra persona asesinada no solo incrementó su dolor, sino que sembró incertidumbre y dudas.
Adriana Valero, hermana de Jorge Enrique, quien fue asesinado con un arma cortopunzante el pasado 18 de febrero en sector de La Ladrillera (noroeste de Guayaquil) y falleció horas después en un hospital porteño, se contactó por teléfono con el padre de Daniel de Jesús y le dijo que, al parecer, había ocurrido una confusión y que el cuerpo que había sepultado no era el de su hijo, sino el de su ñaño.
La guayaquileña recordó que cuando le dieron los restos de su hermano, el pasado 19 de febrero, por el dolor que embarga a sus familiares, especialmente a su madre, decidieron velarlo con la caja cerrada.
“Cuando vi el cadáver les dije a mis parientes que no era mi hermano. Aunque los rasgos eran los mismos. Además noté que tenía tatuajes y a él no le gustaban. Pero me dijeron que seguro eran moretones post mortem. Antes de sepultarlo paseamos el ataúd por el barrio ”, relató Adriana.
Dijo que durante el sepelio, amigos de Jorge también notaron que no era él y por eso decidió averiguar si realmente la persona que lloraron, velaron y sepultaron en el cementerio Ángel María Canals, del suburbio, era uno de sus siete hermanos.
“Fui a Criminalística. Allí un policía me enseñó unas fotos y me di cuenta de que el muerto que le dieron a la familia de Durán era mi hermano. En un documento había un teléfono y fue así que di con ellos. Queremos recuperar su cuerpo. ¿Pero quién repara el daño que le han hecho a mi familia y a la del otro muchacho?”, cuestionó la joven, mientras aguardaba por una solución a esta inadmisible confusión junto a sus parientes y a los de Daniel, en los exteriores del Laboratorio de Ciencias Forenses.