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Conoce a Elías Garzón, el creador de demonios
Optómetra de profesión, Elías Garzón tiene otra pasión. Elabora figuras de terror. Su pasatiempo se ha convertido en una forma de ganar billete.
Sus manos están destinadas a crear mutantes en miniatura. Elías Garzón es optómetra, pero en sus tiempos libres se transforma en el rey del ‘inframundo de plástico’. Cuando no atiende a algún paciente, moldea figuras de terror y personajes de series de televisión. Fabrica demonios de 30 centímetros de alto, payasos malditos, alienígenas robotizados, Mazingers...
Este ha sido su pasatiempo durante los últimos tres años y desde la pandemia del coronavirus lo ha convertido como una alternativa para generar dinero.
Ha vendido 20 de sus creaciones demoníacas y ha personalizado más de 40. Sus muñecos macabros han llegado hasta Estados Unidos e incluso tiene una barbie con el cerebro expuesto que ganó un concurso de customizadores de figuras de terror.
Garzón, de 40 años, tiene su óptica en las calles Lauro Guerrero y Juan Torres, en el sur de Quito. Ahí también funciona su mini-taller. Dice que no es un escultor profesional. Que todo lo aprendió en cursos, tutoriales de YouTube y con otros creadores de muñecos. Es autodidacta.
Esto, comenta, le ha permitido desarrollar técnicas únicas. Por ejemplo, no solo utiliza plástico o partes de otros muñecos como lo hace la mayoría de maestros en este arte. Él prefiere elementos biológicos y lo que se encuentra por la calle.
En una de sus más recientes creaciones utilizó el cráneo de un bagre para elaborar un ‘Ángel Caído’, en otra figura utilizó el hueso del cuello de la gallina para hacer la columna vertebral de un mutante. Hasta la tenaza del cangrejo le ha sido útil para fabricar el arma de un muñeco. Tiene su propio estilo.
En ocasiones dice que le han dicho loco por la calle porque camina buscando cositas en el suelo que le puedan servir para elaborar más de sus muñecos macabros. Una de sus obras más queridas es un trono maquiavélico elaborado con los pinchos con los que se comen las salchipapas.
Audífonos, partes de vehículos, artefactos electrónicos dañados, todo le sirve.
Por si fuera poco les mete luces a sus muñecos, algo que, según él, casi nunca se ve en este tipo de creaciones. En estos días moldea una Tortuga Ninja para un cliente. Todavía no sabe cuál de las cuatro será, pero lo que sí está seguro es que tendrá aspecto de zombi.
Estefanía Tigasi le encargó que le hiciera un demonio y cuando se lo entregó quedó sorprendida. Ella creyó que le darían un diablo rojo común, pero Garzón le entregó una especie de monstruo minotauro con cachos, tres ojos, brazos grandes. El muñeco está parado encima de una plataforma con una postura desafiante. A ella le gustó tanto que le mandó a elaborar otro demonio.
Eduardo Zurita, un ecuatoriano que vive en la ‘Yoni’, es otro de sus compradores fieles. Él le pidió dos esculturas: un payaso maldito y un demonio. Quedó satisfecho. “Las figuras que realiza Elías son una maravilla. Todo un arte y personalizadas a mi gusto”, comenta.
Inspiración
La musa que lo motiva para hacer estos personajes es su pasión por el rock. Además, le gustan los temas paranormales y enigmáticos. “Me gusta leer del inframundo y de los extraterrestres”, agrega.
Garzón cuenta que nació con el don de crear con las manos. Cuando era pequeño elaboró sus primeras figuras de acción. Agarró cajas de fósforos, las pintó, las pegó y armó un robot Mazinger.
En su adolescencia hacía figuras con papel higiénico y engrudo, durante su juventud creó personajes temáticos en un bar que tenía junto a su hermano.
Luego se metió a cursos y aprendió de Anatomía para perfeccionar su técnica. Quiere hacerse conocer por su talento.