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Los pocos habitantes que quedan en las comunidades de la parroquia de Saquisilí se enfrentan a diferentes dificultades.Yadira Illescas

Cotopaxi: Cochapamba se queda sin habitantes

De esta parroquia ubicada al noroccidente de Saquisilí, a unos 45 minutos de la cabecera cantonal 'fugan' muchos jóvenes

La parroquia Cochapamba, en Saquisilí, Cotopaxi, ofrece imágenes para postales. Se las puede ver cuando el sol irradia el color amarillo intenso de la cebada o el verde de las habas o adornados por el imponente volcán Cotopaxi o el cerro de Los Illinizas.

En sus 16 comunidades también hay miradores que proyectan paisajes pintorescos que invitan a conocer esta localidad ecuatoriana, pero en medio de sus encantos, de las entrañas de esta parroquia andina salen a flote sus carencias, las cuales han motivado que vaya quedando desolada.

Se estima que hasta el 2019 su población era de 5 mil habitantes, pero desde que empezó la pandemia del coronavirus se ha ido mermando considerablemente.

Segundo Guanoquisa, vocal del Gobierno Parroquial de Cochapamba, aseguró que la falta de oportunidades para crecer económicamente decepciona a los más jóvenes y deciden salir, en su mayoría al exterior, quedando en sus tierras los adultos mayores.

Además agregó que solo en lo que va de este año, según los registros del Gobierno Parroquial, han emigrado al menos 500 personas. “Es el número de una población completa. Quienes tienen hijos deciden hipotecar sus terrenos e irse con toda la familia”, dijo Guanoquisa.

Los pocos habitantes que quedan en las comunidades de la parroquia de Saquisilí se enfrentan a diferentes dificultades.Yadira Illescas

COMUNIDADES FANTASMAS

En esta parroquia, ubicada al noroccidente de Saquisilí, los pocos habitantes que han quedado tienen alguna historia similar. La mayoría han despedido a sus seres queridos que motivados por la desesperación han empeñado sus últimos bienes para ir en busca de una estabilidad laboral, que les permita tener mejores ingresos y sobre todo cubrir las deudas.

José Anguisaca, de 26 años de edad, es de los pocos que no quiere salir de su tierra. Él es de la comunidad de Quillapata, a 30 minutos de la cabecera parroquial, pero ahora es el garante de una deuda de 40 mil dólares, aproximados, que hicieron sus tres hermanos y sus esposas para salir del país.

El joven recordó que en marzo de este 2022 los seis integrantes de su familia empezaron hacer los papeles para el crédito y le pidieron que sea el garante. Aceptó sin objeciones porque estaba seguro de que iban a llegar a Estados Unidos y cumplir con sus objetivos: pagar deudas y construir sus casas propias.

En estas comunidades de la provincia de Cotopaxi habitan pocas personas.Yadira Illescas

Según comentó, sus ñaños llegaron casi a los dos meses que decidieron irse y ahora están trabajando.

“Hasta ahora han cumplido con enviar el dinero para cubrir las cuotas del crédito y también nos ayudan para en algo subsistir”, manifestó José, quien cuenta con un trabajo estable, él presta sus servicios como jardinero en el Gobierno Parroquial.

Doña Zoila, de 77 años de edad, tiene una historia idéntica a la de José. Ella apoyó a su hija y yerno para que se vayan, pero se quedó al cuidado de su nieto. Sus parientes llegaron al destino, pero en la señora afloró su temor, quizá no los volverá a ver.

La migración ha convertido estos terruños de Cotopaxi en comunidades desoladas, ‘fantasmas’. Muchas casas están abandonadas y los pocos pobladores que quedan no tienen oportunidades de progreso cultivando sus tierras.

No hay buses urbanos. Los carros que hacen fletes cobran 5 dólares la carrera. Para bajar costo esperan a un grupo para movilizarse.Yadira Illescas

Larga espera para llegar

Para llegar hasta Cochapamba es una odisea. No hay buses urbanos que transporten a la población. Los comuneros deben esperar hasta dos horas para que una camioneta se llene y haga el recorrido y lograr pagar 50 centavos, pero si va de prisa está obligado a contratar la carrera que cuesta 5 dólares solo hasta el centro de la parroquia.

Hasta la zona céntrica la carretera está asfaltada, pero una vez que cruza a los límites rurales, todo se vuelve un caos. Unas carreteras son de tierra y otras empedradas.

Cuando tienen alguna emergencia médica es el mismo trámite: fletar camionetas, porque hay un Centro de Salud, pero no cuenta con los equipos necesarios. Si viven en comunidades de zonas más altas, la situación se complica aún más, porque no hay ni señal de telefonía.

A la problemática de la vialidad y movilidad se suman las vicisitudes de los agricultores a quienes la falta de un sistema de riego no les permite tener ganancias con sus cultivos.

En muchos casos, los abuelos han quedado al cuidado de sus nietos.Yadira Illescas

“Se siembran papas, habas, cebada, cebollas pero a la hora de vender lo máximo que se puede salir son a las plazas de Saquisilí porque a la gente se le complica trasladar los productos”, aseguró Segundo Guanoquisa.

En Cochapamba, un agricultor sin carro debe pagar 5 dólares el flete, si lleva carga le cobran adicional 50 centavos por cada quintal y a la hora de vender salen a pérdida, sacó cuentas José.

El líder manifestó que los jóvenes no ven futuro en el campo y deciden partir, bien dentro del país o al exterior. “En su mayoría viajan a Estados Unidos, porque aseguran que hay más trabajo”, sostuvo el dirigente quien también despidió a uno de sus hijos, quien migró en 2021 y abandonó la parroquia.

"Quienes tienen hijos deciden hipotecar sus terrenos e irse con toda la familia”, Segundo Guanoquisa, vocal del Gobierno ParroquialYadira Illescas

El dirigente considera que al menos el 50 % de la población joven ha emigrado.

Los jóvenes prefieren arriesgarse para cumplir sus sueños en otros lados, lejos de su tierra.

De Cochapamba eran oriundas las tres migrantes que fallecieron en una carretera de México, el viernes 12 de agosto. Su familia esperan tener los restos.

Salieron con la misma ilusión de ir en busca de un futuro mejor. En la parroquia lamentan lo ocurrido y aseguraron que es la primera ocasión que viajeros de esta zona no han llegado a su destino.

En medio de la belleza natural de esta zona afloran las necesidades.Yadira Illescas

Evelyn Chicaiza tiene 22 años de edad, es oriunda de Jatún Eras. Cada que tiene tiempo va a visitar a sus abuelos. Sus padres decidieron salir hace unos cinco años hasta Saquisilí, donde trabajan vendiendo legumbres. Pero para llegar hasta donde sus abuelos deben caminar hasta dos horas para encontrar una camioneta o moto a la comunidad más cercana y salir a la ciudad. Ella no aspira regresar a vivir a Jatún Eras, según dice, su proyección es estudiar y en el futuro encontrar un trabajo digno, en nuestro país, que le permita sostener a su hogar.

Así, por las carencias y ante la falta de oportunidades muchos jóvenes deciden partir de Cochapamba, y esta parroquia de encantos que se queda sin habitantes. (YIE)