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Paúl Utreras ayudó a su amiga a conseguir un tanque de oxígeno. La madre de ella tiene coronavirus y necesitaba uno de estos.Angelo Chamba

Coronavirus: a Quito le falta el aire

Los hospitales se quedan sin oxígeno medicinal. Familiares de los pacientes acuden a diario a las distribuidoras para recargar un cilindro

Paúl Utreras llegó desesperado a una distribuidora de oxígeno médico en el sector de La Ajaví, en el sur de Quito. El hombre quería recargar un tanque para la madre de una compañera de trabajo.

La señora fue internada en un centro de salud de La Magdalena porque le diagnosticaron Covid-19. Su esposo falleció con la misma enfermedad la semana pasada.

El médico que atendió el caso, la mañana de ayer, determinó que se necesitaba oxígeno de manera urgente. La mujer no se quiso separar de su progenitora y le pidió a su amigo que la ayudara con la diligencia.

Paúl pagó 80 dólares por la recarga del tanque y otros implementos.

Preocupante escasez

En este establecimiento se están agotando los tanques de oxígeno y según el encargado, Fausto Cepeda, solo tienen equipos hasta la próxima semana. El distribuidor afirmó que existen hospitales, como el de Sangolquí, que ya no tienen este implemento en sus establecimientos. “Les están mandando a los enfermos a sus casas para que se recuperen”, indicó.

210 dólares cuesta un cilindro de oxígeno con sus implementos.

El IESS Quito Sur es otro centro hospitalario que esta semana se quedó sin oxígeno. El gerente del lugar, Danilo Calderón, informó que los pacientes que están en emergencia son atendidos con tanques portátiles hasta que se desocupen las camas y puedan ser hospitalizados. “Es difícil ver la situación de las personas cuando se desesperan porque no pueden respirar”, comentó.

Los pacientes que se quedaron sin este insumo médico fueron direccionados al local de Cepeda, quien afirmó que antes de la pandemia alquilaban de 10 a 15 equipos diariamente, pero en los últimos días han despachado hasta 70.

Añadió que los tanques de las personas que fallecen con COVID-19 son desinfectados y los vuelven a utilizar. Por esto recomendó a los capitalinos que no se confíen, porque la ciudad tiene condiciones que exigen mayor esfuerzo para que una persona respire con normalidad.

La contaminación y la altura sobre el nivel del mar de Quito podrían afectar a los pacientes con síntomas respiratorios. “Un ciudadano respira más oxígeno en la Sierra que en la Costa”, señaló.

Una amarga experiencia

La guayaquileña Katherine Flores perdió a su hermano hace un mes. Erber estuvo contagiado por coronavirus y superó la enfermedad. Sin embargo, murió días después porque el tratamiento lo dejó débil y no se recuperó completamente. Ella recordó que cuando su hermano necesitaba oxígeno no podían recibirle en ninguna casa de salud.

Uno de sus vecinos era distribuidor de estos tanques, pero le quiso cobrar 1.500 por uno. Katherine no podía pagar esa cantidad y le rogó al distribuidor que los ayude. Él les prestó el cilindro, pero ella debía cargarlo diariamente. Por esto le cobraba 150 dólares.

El virus es muy fuerte. Yo pedía que me presten dinero para pagar las recargas de oxígeno. En Guayaquil la gente abusaba en el cobro del alquiler”.Katherine Flores, familiar de paciente.

Un cilindro portátil contiene hasta 10 metros cúbicos de oxígeno y el uso depende de la cantidad de saturación que tengan los pacientes en la sangre. Es decir, cuánto aire circula junto a los glóbulos rojos luego de que el corazón bombea sangre.

Expertos en neumología indicaron que el nivel normal y saludable de saturación de oxígeno es de 95 a 100. Si la persona tiene menos de 75, necesita respirar con la ayuda de un tanque o concentrador.

Por ejemplo, el hermano de Katherine saturaba de 40 a 50 y por eso requería de 8 a 10 litros por minuto para que respirara correctamente. Esto le hizo adquirir un cilindro grande que recargaba a diario.

Una de las principales distribuidoras de oxígeno en la capital se está quedando sin equipos. Solo tienen para esta semana.Angelo chamba