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Los bebedores se toman una zona del parque desde las primeras horas de la mañanaRené Fraga

Los contrastes del parque de Nayón de Quito: borrachos, viveros y turismo

Se sientan a beber en las bancas, los vecinos evitan dejar a los niños solos. Esta imagen contrasta con el crecimiento turístico de la parroquia

La primera imagen que tienen del parque los moradores de Nayón, nororiente de Quito, es la de los bebedores. Ellos madrugan como si tuvieran que coger puesto en el espacio público: a las 06:00. Se han vuelto cotidianos, pues ya han pasado 15 años desde que empezaron a adueñarse de las bancas de cemento. Desde la pandemia por la Covid-19 aumentaron de cinco a por lo menos 20 chumados que, con botella en mano, juegan cartas y conversan de lo lindo.

Daniel Anaguano, presidente del Gobierno Parroquial, explica que la mayoría de ellos son conocidos de la zona. “Eran emprendedores de los viveros. Algunos, incluso, trabajan en las plantas cuando están sobrios”.

Esta parroquia, de por lo menos 22.000 habitantes, se ha recuperado de a poco de la crisis. Un 60 % tanto en turismo como en establecimientos comerciales. Según Anaguano, los fines de semana llegan 4.000 turistas interesados en los viveros y en la oferta gastronómica del sitio, que va desde los cangrejos hasta las humitas con café. “Ver en pleno parque a personas ebrias no es algo que nos ayude”, reconoce el funcionario.

Esta parroquia se caracteriza por su oferta de viveros, turística y gastronómica.René Fraga

Es por eso que él se acerca a ellos para pedirles que vayan a otro sitio a beber, por lo menos el fin de semana.

CUIDAN A LOS GUAGUAS

En la esquina del parque funciona una escuela y casi todos los estudiantes pasan por allí. No lo hacen solos. “Como medida de seguridad de la escuela nos pidieron que dejemos y retiremos a los niños personalmente”, comenta Aída Lamiña.

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El espacio verde tiene mantenimiento, en general las hierbas están podadas y los juegos infantiles en buen estado. “Procuramos que nuestros hijos disfruten del parque, pero siempre con nosotros. No sabemos cómo puedan reaccionar estas personas”, agrega Karen Pillajo, otra vecina. Ambas han visto que ya ebrios se han mostrado un poco violentos.

Los habitantes de la zona siguen utilizando el espacio, aunque lejos de los chumados.René Fraga

“NO HACEMOS DAÑO”

EXTRA se acercó al grupo. En cuanto vieron la cámara, la mayoría ‘rompió filas’ y se fue. Iván y dos de sus amigos se quedaron...

–¿Qué toman?

– Guanchaca, señorita. Es lo más barato que hay. Un litro cuesta tres dólares, responde Iván.

–¿Tienen trabajos?

–Yo soy albañil, pero me gasto en el trago, no le voy a mentir.

Iván no quiere decir cuántos años tiene, pero sí dijo que no tiene hijos, ni hermanos y que por eso gasta su dinero como quiere.

–¿No ha buscado rehabilitarse?

– No, porque no hacemos daño a nadie. Agarra su botella y se toma un sorbo de guanchaca.

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