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Familia
¿Conoces el incesto emocional?
Es cuando abusas de tu hijo al cargarlo con tus dramas. No lo vuelvas tu paño de lágrimas ni tu cuidador y... ¡no cambien de roles! Es saludable que él viva sus etapas.
“Volví a fallar en el amor”. “Me volvieron a ver la cara; eso me pasa por enamorarme rápido”. Al escuchar estas frases uno se imagina que es una conversación entre amigas, pero también puede darse entre un progenitor (padre-madre) y su vástago (hijo-hija).
Que se dé no significa que sea saludable para la relación, al contrario, esto afecta al muchacho, pues lo hace madurar ‘a las bravas’ y es común que el progenitor sea más inmaduro, expresa el psicólogo clínico Luis Siguencia.
¿Por qué podría darse esta situación? “Por una ruptura amorosa o pérdida de la pareja (por cualquier motivo), las personas viven duelos y pueden desencadenarse conflictos internos o trastornos que afectan la conducta y perjudicar a los más vulnerables, sus descendientes, dándoles responsabilidades o roles confusos”, manifiesta la psicóloga clínica Eliana Segura.
¿Y el chico?
Él no tendría un patrón específico, pero puede caer en dos extremos: madurez o rebeldía, dice la psicóloga clínica Alexandra Brito.
“Podría desarrollar relaciones de todo tipo (amorosas, amistades) en las que se sobrecargue de responsabilidades, cansancio emocional y el desarrollo de patrones similares cuando tenga su propio hogar”, indica Brito.
“Al cuidar a su progenitor, se pierde de hacer sus cosas; crea una relación de dependencia en la cual el hijo puede sentir cargo de conciencia y rechazar oportunidades que se le presentan para no dejar a su padre o madre. Carga con responsabilidades que no le corresponden. Puede llegar al cansancio físico y emocional”, concluye Brito.
Nada de incesto
Es una relación desadaptativa entre los progenitores y sus hijos, en la cual los primeros recurren a los segundos para satisfacer sus necesidades emocionales, dice Siguencia.
“Los padres buscan el apoyo y el soporte en sus vástagos, no acuden a otras personas adultas para cubrir esa necesidad, dando como resultado que los chicos lleguen a pensar que tienen la obligación permanente de cargar con los problemas y dificultades que presentan sus padres. Los jóvenes adquieren una madurez emocional forzada”, finaliza Segura.
EXTRAtips
1. El terapeuta ayudará en el cambio de roles. Busquen psicoterapia cuando se percaten de la situación. Con dinámicas familiares pueden reestablecer sus roles.
2. Trabaja en la independencia emocional de tu hijo. Esto significa que debes permitirle vivir su vida, sin que él se preocupe tanto por ti. Demostrarle que no pasa nada si sale, porque tú sabes cuidarse y no requieres de su ayuda. Aplica la responsabilidad afectiva.
3. Que tu vástago retome su rol de hijo. Al principio no será fácil, pero debe dejar de hacer las cosas por ti. Pensar en sí mismo no es egoísmo; que esto no se vuelva un cargo de conciencia.
4. Desahógate de tus rollos con adultos. Pueden ser familiares o panas. Tus hijos, por más maduros que los veas, no son los indicados, encima ellos no deben conocer cierta información por su edad.
5. Tu hijo o hija debe expresar lo que siente. Si está cansado por llevar las cargas emocionales tuyas; si se siente obligado; molesto por la situación; se siente frustrado porque no disfruta de su vida y etapas; etcétera.