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Conductores de Quito y Guayaquil culpan a entidades de tránsito por tráfico ‘infernal’
Dispositivos mal sincronizados y deficiente disposición de agentes agudiza el tráfico en las principales ciudades. 21 millones de dólares se destinan para sueldos.
El conflicto es diario y lo comparten, en igual intensidad, los conductores de Guayaquil y Quito. El semáforo está en verde, pero apenas es posible avanzar unas cuadras porque más adelante la luz cambia a rojo y en ese carrusel de pausas interminables, el tráfico se torna caótico en las principales y más conflictivas calles de ambas metrópolis.
En el Puerto Principal, esa situación está latente en arterias como la Rodolfo Baquerizo Nazur, la Juan Tanca Marengo, la avenida de las Américas, la 25 de Julio y otras tantas donde resulta imposible tener fluidez en las horas pico.
“Los semáforos no están sincronizados, ni siquiera todos funcionan o permanecen con las luces verdes o rojas encendidas por un tiempo adecuado. Hay puntos donde apenas podemos pasar tres carros, es ridículo. Con o sin agentes nos va igual, las calles son un infierno”, se quejó Rubén Alvear, quien habita en Samanes; y a diario experimenta un calvario en la Orellana, en la intersección con la Rodolfo Baquerizo Nazur, donde el semáforo cambia de color en un pestañeo.
“Las autoridades deberían entender que la falta de planes para sincronizar estos equipos son una traba más y, más que eso, el origen también de los atascos”, señaló el conductor Carlos Posligua, quien señala a las calles Quito y Machala como las únicas “un tanto amigables”.
En ambas, la sincronización llegó hace cinco años y aunque aún se reportan demoras (algunas veces los semáforos están en verde y aun así resulta imposible avanzar, puesto que en las calles posteriores la sincronización es inexistente), hubo un respiro; el mismo que actualmente reclama la ciudad para el resto de arterias asfixiantes.
La avenida Quito, desde la intersección de Francisco Segura hasta la Julián Coronel, donde hay más de cuatro kilómetros, por ejemplo, es posible atravesarla en menos de cinco minutos a cualquier hora del día, salvo en las horas pico, que el recorrido puede ser hasta de 20. “Si en la Luis Cordero Crespo, que es la vía contigua a la Quito, en el sentido norte, la sincronización fuera un hecho, todo fluiría. Lamentablemente, no es así. No obstante, la Quito sigue siendo de gran ayuda... Me pregunto por qué la ATM (Autoridad de Tránsito Municipal) que ha gastado tanto, muchísimo dinero en publicidad, no invierte en corregir errores y mejorar la movilidad”, se quejó el ciudadano Miguel Escobar.
Horarios de oficina
Katiuska Barreno, directora de Planificación de la Movilidad de la ATM, aseguró a través de un correo electrónico que sí han continuado con la sincronización, mediante la implementación de planes de tiempos de semáforos de acuerdo a la demanda vehicular y peatonal, sin embargo, no precisó en qué calles ni cuándo lo hicieron.
Añadió que, apoyados por las herramientas con las que cuentan y miden el tiempo que les toma a los vehículos recorrer determinados tramos, han logrado mejorar en un 30 % el tiempo de viaje en los principales corredores viales de la ciudad (aunque la población, basada en su experiencia, opine lo contrario); y adelantó que han propuesto soluciones viales que están en fase de estudio, aunque tampoco precisó cuándo iniciarían.
“Se ha publicado ya en el portal de Compras Públicas el proceso para la ‘Optimización del planeamiento de tráfico de la red semafórica de Guayaquil’, que nos permitirá conocer el escenario actual (…), establecer el nivel de servicio de la red vial semaforizada y definir si es necesario otra solución que involucre cambios de sentidos, peatonalización…”, indicó.
Sobre por qué los agentes tienen horario de oficina y desaparecen pasadas las 18:00, que es otra de las quejas recurrentes, Barreno no respondió.
Esta semana, tras los recorridos realizados, este Diario constató que el panorama sigue igual. Ni en la Carlos Julio Arosemena, cuya vía colapsa hasta la avenida del Bombero; ni en la Víctor Emilio Estrada, las Américas o la Orellana, que colinda con al menos siete ciudadelas del norte, hubo agentes.
En reportajes pasados, la ATM ha revelado que el parque automotor de Guayaquil asciende a 680.000 vehículos, y que alrededor de 1.100 agentes, incluidos oficiales, jefes, supervisores y conductores, integran la entidad; lo que a decir de los expertos resulta insuficiente y facilita el problema.
“Todo está mal”
El arquitecto Johnny Cóndor, experto en planificación urbana y transporte, ve como un error que la semaforización todavía sea un problema en Guayaquil. “Hace rato que nuestras calles, todas, debieron estar sincronizadas. Hace rato que los equipos debieron ser inteligentes y actualizarse. Aquí nada de eso ha pasado, tenemos los mismos semáforos de hace 10 o 15 años, y ni siquiera reciben un correcto mantenimiento. Por eso es que el circuito varía y hay variaciones de voltaje. Por eso es que se descalibran y su funcionamiento, en ciertos casos, es erróneo. Por eso es que todo está mal”.
El experto en movilidad, Carlos Salvatierra, considera más que necesario que la inversión de la ciudad sea destinada a las mejoras en la señalética.
Para Salvatierra, este salto tecnológico que lleva postergado años en todas las intersecciones de las urbes importantes de Ecuador es una deuda pendiente con la mejora de la movilidad.
“En estos tiempos de altos saltos tecnológicos, con la implementación de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) y los sensores, es posible regular los tiempos de semáforos de acuerdo al flujo que asoma por las vías. Es necesario dar ese salto y evitar la bochornosa imagen que se da al tener a un agente dando tráfico en el mismo lugar donde exista un semáforo”, sentenció.
“Solo pasan chateando”
En Quito, en cambio, el problema va más allá. A más de la inadecuada sincronización de semáforos en las vías principales del norte, centro y sur de la urbe, el inconveniente mayor, según la ciudadanía, es la falta de preparación y ayuda que brindan los agentes metropolitanos de Tránsito, principalmente en horas pico, cuando el tráfico es más caótico.
“No trabajan, solo pasan chateando o parados abajo del semáforo contemplando la interminable fila de carros en lugar de ayudar. O también dan tránsito cuando el semáforo está cumpliendo su función. Se genera más tráfico cuando ellos salen a la calle”, dijo el ciudadano Jorge Aguirre.
Además, contó que hace dos semanas tuvo un inconveniente con un uniformado. Una infracción no provocada fue el impasse que sobrellevó el hombre.
Él cuenta que cuando bajaba por la calle Guayaquil, en el centro de Quito, el tráfico era pesado. No avanzaba la fila y los semáforos estaban disparados por su lado. Entonces, un agente del sector desvió a unos cuantos vehículos por la vía del trolebús (prohibido y sancionado).
“Como es autoridad, uno obedece. Más adelante, otro agente me hizo detener y me sancionó. Le expliqué, pero no comprendió la situación. Desde entonces ya no tengo confianza de las indicaciones que ellos dan”.
Este Diario realizó un recorrido por el norte y sur y constató que existen hasta tres agentes en una misma avenida, y que el tráfico es dirigido por la señalética luminosa. En puntos como la Simón Bolívar también se identificó al personal en motocicletas. En esta autopista el flujo vehicular es ágil. Ante eso, los uniformados optaban por arrimarse a un costado de la vía y esperar a que el tiempo transcurriera.
Ante esto, Cecilia Vivanco, coordinadora de operaciones de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), manifestó que, de acuerdo al nivel de complejidad de una zona, se destina hasta 20 agentes.
Todos, según mencionó, cuentan con capacitación y conocimientos para dar tránsito en las vías. Actualmente, la capital dispone de 1.894 miembros. Cada uno cumple con ocho horas laborables y percibe, aproximadamente, 900 dólares mensuales. Esto le representa al Cabildo un desembolso de casi dos millones de dólares solo para cubrir salarios. Al año el monto supera los 21 millones 800 mil.
Según la AMT, existen 306 puntos críticos para circular en la urbe. Los más notorios están en la avenida Patria, Trébol, Mariscal Sucre, Rodrigo de Chávez, Túnel Guayasamín, Galo Plaza Lasso, 10 de Agosto, La Prensa entre otros.
Solo en el Distrito Metropolitano hay 1.022 intersecciones semaforizadas y más de 10 mil de estos aparatos instalados a lo largo y ancho.
Así lo confirmó la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop), encargada de regular, controlar y administrar el sistema de semaforización.
“Mediante datos recolectados por cámaras de videodetección y de sensores virtuales, los tiempos de repartos y ciclos semafóricos se adaptan a las condiciones de tráfico en tiempo real”.
A través de un comunicado, la entidad mencionó que el año pasado invirtió casi 2 millones de dólares en la adquisición de nuevos equipos y elementos semafóricos “para la repotencialización del sistema”. Pero aún esto no se palpa en las calles.
El contrato del sistema centralizado de semaforización persiste desde noviembre de 2011. Ante las molestias ciudadanas se consultó sobre posibles reformas a este sistema o la posible adquisición de un nuevo sistema, pero no se dio respuesta.
Para Omar Sandoval, taxista de la capital, el gasto que realizan las instituciones del Municipio es en vano. “Se piensa que la gente que opera los semáforos no es profesional. Es molesto chocarse con las luces impares en una misma avenida”.
Alba Núñez, experta en movilidad, coincide con Sandoval y considera que la alternativa para mejorar esto es realizar un análisis a detalle de cuántos vehículos entran en un tramo de red o calle, medir el tiempo de demora y sobre la base de eso recalibrar los aparatos.
“Es evidente que no funcionan correctamente. Hay tramos de red vacías, otras colapsadas. No todos los puntos de la ciudad son iguales y no debería haber una misma sincronización porque la carga vehicular no es igual en todos los sectores ni a la misma hora”.
Sobre la colocación desmedida de semáforos, que suma al problema, también aclaró que esto debe ser a partir de estudios técnicos. “Se necesita planificar la movilidad”, finalizó.