Once horas después del asesinato de Mayra López Cervantes, sus familiares aún decidían quién de ellos iba a encargarse de reconocer el cadáver. Les resultaba difícil cumplir ese requisito, por el gran impacto emocional que sería verla sin vida.

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La mujer tenía 47 años de edad y durante 10 de ellos trabajó con dedicación vendiendo salchipapas. Precisamente, mientras trabajaba la noche del lunes 12 de agosto del 2024, sujetos armados la balearon, aunque presuntamente buscaban a otra persona.

El caso ocurrió en el bloque 2 de la cooperativa Unión de Bananeros, en el Guasmo, en el sur de Guayaquil. “Eso pasó como a las 22:30. Yo estaba en mi cama y cuando bajé la vi tirada en el piso, boca abajo”, contó una allegada de Mayra.

La pariente, quien prefirió que no se la identifique por temor a represalias, mencionó que no alcanzó a ver a los implicados, pero vecinos que vieron la acción criminal le dijeron que los individuos se transportaban en un vehículo, en el que huyeron.

En el momento del ataque, la víctima se encontraba fuera del domicilio esquinero en el que laboraba. Allí ubicaba una carreta, su principal herramienta de trabajo para preparar y exhibir la comida a sus clientes.

“Vendía salchipapas, hot dogs, hamburguesas, papipollos, arroz con menestra”, refirió su familiar. Con esa actividad, la víctima intentaba sacar adelante a los suyos.

En el momento del atentado, en el lugar había comensales. Por esa razón, dos mujeres más, amigas de Mayra, fueron impactadas por proyectiles, quedando heridas.

Después de la balacera, en medio del alboroto por lo sucedido, las tres mujeres fueron llevadas a un hospital, a fin de que sean atendidas por galenos. Pero los médicos comprobaron que la comerciante había fallecido.

Este martes 13 de agosto por la mañana, mientras seguían tramitando el retiro del cadáver, los familiares analizaban velar a la emprendedora en otro lado, precautelando la seguridad.

Extraoficialmente trascendió que los matones buscaban al hijo de Mayra, quien en ese momento no se encontraba allí. Hasta el cierre de esta nota periodística, ningún gendarme del distrito Sur, al que pertenece el Guasmo, se pronunció respecto al caso.

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Una mujer del círculo familiar de la víctima indicó que supo del rumor de que los individuos armados buscaban al hijo de Mayra, pero aseguró desconocer si realmente él era el objetivo de los sujetos. “Él iba y venía, no estaba perenne aquí”, comentó respecto al ciudadano.

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