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Socios, dirigentes y particulares colaboran para mantener listo el escenario para la jornada que se desarrolla hoy en el club del suroeste de Guayaquil.Jimmy Negrete / EXTRA

Arriman el hombro para recuperar al club River Oeste

El club ícono del suroeste de Guayaquil busca salir de la debacle que cayó hace 2 décadas. Hoy habrá una casa abierta, en espera de lograr más socios.

Desde un costado de la cancha de indor del River Oeste, Alfredo González Huayamave rememora los ‘peloteos’ y las carteleras boxísticas que se ‘armaban’ prácticamente todos los días en ese escenario ícono del suburbio de Guayaquil.

“José Gavica y Carlos Muñoz son algunos de los futbolistas que recuerdo; además, aquí surgieron boxeadores de la talla de John Garay”, comentó don Alfredo, de 73 años y socio jubilado de ese centro social cultural deportivo.

Tal era la fama ganada del River Oeste en ese entonces que era ‘pulpa’ para la prensa deportiva y artística, pues siempre estaba a la expectativa de lo que acontecía en las instalaciones situadas en la calle 11, entre Huancavilca y Medardo Ángel Silva.

Pero esa reputación se fue apagando en las últimas dos décadas. Menos programación, falta de apoyo de los socios, deterioro del edificio y deudas pendientes son el resultado.

Ahora el club pasa por un proceso de transición, en espera de recuperar el objetivo que se trazó el 23 de agosto de 1951, cuando fue fundado. Al menos así se lo ha propuesto Jonathan Vanegas, quien ocupa desde enero la presidencia rivereña, por cuatro años.

Comenta que la primera consigna es evitar la deserción de los 176 socios que quedan (antes eran miles); paralelamente, atraer a nuevos miembros, entre ellos a moradores de este sector.

También se planifica adecuaciones del salón social y la cancha, ya que el alquiler de esos espacios es el principal ingreso del club. La cuota de un dólar que entregan los socios resulta insuficiente.

Por lo pronto, hoy desarrollará una casa abierta sobre las diversas disciplinas para chicos y grandes. Habrá teatro, deportes y programas musicales.

Uno de los platos fuertes será la lucha libre, en esta ocasión protagonizado por miembros de Agresores INC.

Entre los luchadores estará Máximo Destroyer. “Es una manera de incentivar a esta disciplina, muy popular en la historia del club”, expresó Israel Bedón, nombre del deportista.

Por el renacimiento

Los fundadores del River Oeste fueron Enrique Palma Drisdel, Lorenzo Chávez Lara, Ignacio Albuja Romero y Ramón Mendoza Arriaga. A ellos se los conocía como Los 4 Mosqueteros.

El club lo integraba en su mayoría habitantes del barrio, conocido en esa época como Galo Plaza Lasso. En ese entonces, el sector finalizaba a orillas del estero, donde hoy es la calle Pedro Pablo Gómez.

El River Oeste quedaba en una pampa. La edificación era de caña y madera. Los socios sentían tan suyo el club que apoyaban en las adecuaciones y seguridad.

Aunque es miembro desde hace dos décadas, Ángel Matamoros se siente rivereño de corazón desde que nació, hace 50 años, por inculcación de su padre Guillermo (+). Es el actual vicepresidente del club.

Recuerda que vivía en una casa diagonal a las instalaciones. Aprovechaba las programaciones para vender mango, cigarrillos y golosina. También recogía botellas producto de los eventos.

“Todos anhelamos ese River Oeste abarrotado, alegre, motivado... es lo que apuntamos”, remarcó.

El alquiler, la única esperanza 

Los últimos ‘inquilinos’ del River Oeste fueron los miembros de una iglesia evangélica, que por cierto no fueron del agrado de los vecinos, quienes se quejaron, durante seis meses, por la bulla durante los cultos. El malestar fue tal que el Municipio tuvo que clausurar las instalaciones.

Vanegas reconoce de la incomodidad, incluso él tuvo que pedir a los ‘hermanitos’ que bajaran las ‘revoluciones’. “Pero gracias al aporte de esa congregación se logró aliviar, en cierta manera, las deudas del club”, afirmó.

Y es que el River Oeste viene arrastrando ‘full’ deudas. “De qué sirve decir que por aquí pasaron ilustres dirigentes si hay compromisos que debieron saldarse hace décadas, como las planillas de servicios básicos”, manifestó.

Alfredo González, socio jubilado, recorre el escenario del club porteño.Jimmy Negrete / EXTRA

Lamenta que se haya hecho poco. Cita como ejemplo, que cuando llegó a inscribirse como socio le llamó la atención las malas condiciones en que se encontraban dos puertas del salón ‘Los 4 Mosqueteros’. “Han transcurrido 25 años de eso y resulta que las mismas puertas siguen dañadas”, manifestó.