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‘Si en tu cilindro ya no queda más’... de lejitos
Un video se hizo viral en redes luego de que una mujer increpara al distribuidor de gas por el volumen de la canción. Habla en exclusiva para EXTRA.
Byron Yánez, repartidor de gas doméstico, ya no volvió a pasar por la calle donde vive la mujer que la mañana del miércoles lo insultó.
Ocurrió en el conjunto San José, en el Valle de los Chillos, al oriente de Quito.
Un video hizo pública la agresión. Ella, de unos 50 años, le reclamaba por el volumen de la canción ‘Si en tu cilindro ya no queda gas, tranquilo, ya llegó el gas’, que se reproducía mediante un altavoz desde el camión distribuidor.
“Nosotros tenemos autorización para entrar al conjunto y tenemos el acuerdo de circular con la canción en volumen más bajo de lo normal”, aceptó Byron, de 46 años.
Contó que ese día la vecina salió de su casa y se paró en media calle para interrumpir el paso del camión y empezó a gritar: “¡Esto no es La Marín, Guajaló ni Guamaní!”.
Al ver el nivel de enojo de la señora, Joniver Urzola, el ayudante, decidió grabar el hecho, que ha dado la vuelta en las redes sociales y ha causado indignación, sobre todo en los capitalinos.
“Yo solo quise que quede constancia de la forma en que somos tratados a veces”, dijo.
Byron afirmó que no es la primera vez que la mujer lo increpa, pero que la última fue la más violenta. “Ella nos ha dicho que es abogada y nos ha amenazado con demandarnos. Yo he preferido no contestar”.
En el video se puede escuchar que antes de volver a su casa le dice que lo va a golpear y que incluso atentaría contra su propiedad. “Sí tenía temor de que rompa algún vidrio del camión”, agregó.
El sustento
Byron lleva aproximadamente dos años en ese negocio, luego de que fuera despedido del sector público.
Para cubrir todos sus gastos, entre ellos la cuota del camión, la pensión alimenticia de su hijo de siete años y varias deudas, debe vender por lo menos 70 cilindros al día.
“Hasta ahora llevo 10 y estoy trabajando desde las seis de la mañana”, contó.
Reconoció, sin embargo, que los repartidores han llegado a tener mala fama, “porque algunos son groseros en su afán de ganar más clientes”.
Para él, este oficio no le ha resultado fácil, pues además de conducir todo el día, debe cargar los tanques de gas. “La verdad es que a mí también me aturde la canción y por eso procuro no ponerla”, concluyó.
EXTRA intentó ingresar al conjunto residencial para obtener la versión de la involucrada. Sin embargo, desde la seguridad se negó el paso.