La mujer se baja de la moto que conduce un hombre delgado y tatuado, y de un canguro negro que lleva en su cintura saca una pequeña libreta anillada. La abre y entre sus páginas a cuadros, repletas de números y con papelitos indicativos, busca el nombre de su cliente y... ¡a cobrar se ha dicho!

Con media panza al aire por la pequeña blusa que lleva puesta, se acerca a la ventana de la casa adjunta a una peluquería ubicada en la calle 25, en el Suburbio de Guayaquil, y saluda con un “buenos días, doñita, ¿está don Jaime? Dígale que esta semana toca doble”.

(Este tema te puede interesar: Guayaquil: Los atentados de los que se había salvado uno de los policías asesinados en el Guasmo)

La esposa lo llama y él sale con un billete en la mano, 20 dólares. “Anóteme, ya con esto pago esta y la semana anterior”, le dice el hombre a la dama, que sonríe y registra el abono. “Oiga, ¿y don Raúl no anda por aquí? El otro día dijo que quería cien”, le comenta la cobradora al preguntar sobre un trabajador de la peluquería. “No, salió a comer un encebollado”, responde él.

Es sábado y la mujer robusta y grande y su acompañante están en día de cobro. Son al menos 30 clientes que deben visitar en su zona, en el suburbio de Guayaquil, donde el préstamo a través de los chulqueros tiene ‘atorados’ a miles de personas que acuden a este como la forma más fácil de obtener créditos de montos bajos “sin tantos requisitos como me piden en los bancos”, explica Jaime, el estilista.

Este problema es reconocido por el sector financiero. Marco Rodríguez, presidente ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (Asobanca), señala que “lamentablemente en el país hay gente que está necesitando financiamiento, pero que no está accediendo al crédito en el sistema financiero formal debido a la existencia de techos a las tasas de interés”.

Explica que esta dura realidad fue reflejada en el informe Global Findex del Banco Mundial (año 2021), en el que se establece que solo 2 de cada 10 personas accedían a financiamiento formal en el sistema financiero ecuatoriano. 

(No te pierdas: Retos del gobierno de Daniel Noboa para el 2024: Urgencia de acciones prontas)

Rodríguez explica que los techos a las tasas de interés en Ecuador, que están vigentes desde 2007, “restringen y causan que menos ecuatorianos (principalmente emprendedores) tengan acceso a un crédito en el sistema financiero formal”. 

Y, por supuesto, quienes no logran obtener crédito no encuentran otra vía más que el chulco, como le ocurrió a Jaime, quien está pagando 200 dólares que prestó para pagar una cuota del televisor que sacó de un almacén hace 6 meses y comprar algo para el cumpleaños de su hija. Es decir, dinero para cubrir otras deudas y gastos innecesarios.

Comerciantes de los mercados de Cuenca también están cayendo en las ofertas de préstamos inmediatos con altas cuotas de pago que se cobran a diario y semanalmente. Pequeñas tarjetas con mensajes ‘créditos al toque’, ‘crediflash’, ‘préstamos al instante’ se distribuyen por los puestos de ventas en el mercado El Arenal.

En una de las tarjetas incluso se explica que los pagos son diarios, de lunes a sábado, y que los únicos requisitos son la cédula y tener un negocio propio. Además, se detallan préstamos por 24 días y 30 días con los siguientes montos: si son 100 dólares deben pagar 5 dólares por 24 días; si solicita un crédito de 1.000 dólares la cuota sube a 40 dólares por 30 días.

(Además: Quevedo: Las secuelas que está dejando la inseguridad)

Un comerciante de ropa, que pidió mantener su nombre en reserva, comenta que todos los días dejan estas tarjetas en su puesto de trabajo. “Solo se acercan y dejan. No dicen nada y se van”. Él nunca ha requerido estos préstamos, pero conoce al menos cuatro casos que recurrieron a estas ‘ofertas’.

Sonia Angamarca, representante de 400 vendedores de la organización Hermano Miguel El Arenal, relata que dos compañeras de su organización recurrieron al ‘chulco’ y asegura que ninguna de ellas ha logrado cancelar la deuda.

“La una ya abandonó su puesto de venta y se fue. La otra está a punto de salir. Nosotros le estamos apoyando a vender en su puesto y le decimos que trate de pagar la deuda para que no pierda todo”, relata.

Para evitar que sigan cayendo en estos préstamos, la directiva de los comerciantes de El Arenal dialogó con los representantes de la cooperativa Jardín Azuayo para que los miembros de la organización Hermano Miguel puedan acceder a microcréditos sin la exigencia de muchos requisitos.

Estos incentivos, al criterio de Sonia Angamarca, líder de los 400 vendedores agremiados, sí están dando resultados positivos. “Hasta por miedo ya han dejado de recurrir a estos prestamistas. Ya ven el ejemplo de lo que han pasado otros compañeros”, dijo.

Rosa Matute, dirigente del mercado 9 de Octubre, en Cuenca, comenta que a su centro de abastos también llegaron estos prestamistas, pero que la mayoría de sus compañeros prefiere mantenerse al margen y no caer en estos ofrecimientos.

La dirigente prefiere no ahondar en el tema, pues “es peligroso” comentar sobre esto. Asegura que las personas que reciben el dinero “saben a lo que se meten” y que no cuentan con el apoyo de las organizaciones de comerciantes para defenderse o salir de la deuda.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!