El guion marcaba una escena candente entre una mujer seductora y su hijastro. Cuando el Gato, un joven treintañero, guayaco y de voz sensual, recibió la primera instrucción para actuar en el casting porno de Zeus Producciones, lo dejó todo en la pista.

“Entre mis cositas encontré una chompa que era del colegio, me la puse y grabamos así. Me metí en el personaje, me imaginé que mi papá no estaba en la casa, que veía a mi madrastra y me entregaba a ella para que me enseñara lo que es el acto sexual”.

Con un 1,77 de estatura y 245 libras a cuestas, filmó la escena durante dos horas con su miembro felizmente eréctil, pero no concretó la eyaculación (uno de los requisitos para hacer contenido de adultos). El Gato explica que cuando el director le dice al actor “tienes que venirte”, este tiene que hacerlo. Él no pudo en ese momento. Pero afortunadamente pasó el casting y actualmente forma parte del elenco de 11 actores que se preparan para debutar en el cine porno local.

Ecuador no es un país que produzca contenido para adultos, pero sí es un gran consumidor. El último estudio Ecuador Estado Digital de abril de 2022, elaborado por Mentinno, con base en Semrush y Alexa, ubica en los puestos 6 y 7 del top 10 de las páginas más vistas en Ecuador (a principios de año), a dos sitios web de contenido para adultos. Un total de 7,3 millones y 5,8 millones de ecuatorianos, respectivamente, surfean en las páginas para cumplir sus más íntimos deseos.

Otro dato es que, según el sitio Pornhub, la página líder mundial de contenidos porno, cada día acceden un promedio de 130 millones de mirones de todo el mundo. Un dato de 2018 reveló que los ecuatorianos buscaban videos con palabras claves como: ‘japonesas’, ‘lesbianas’, ‘tríos’ y ‘hentai’ (anime japonés).

El Gato, quien también hace contenidos con fetiches sexuales y filma videos personalizados para cumplir los deseos de sus clientes, asegura que los ecuatorianos son arrechos y tienen fantasías, pero todas “escondidas bajo la mesa” porque la sociedad “es juzgadora”.

Lo más arriesgado que ha hecho es complacer el pedido de una clienta para que él le eyacule en sus ojos y ella suba ese video a las plataformas para lucrar con ello. “Hay gente que está ganando 1.000 dólares mensuales y produce en el mes 10 o 15 videos de 10 minutos cada uno”, asegura.

Según Medium, el negocio mundial de la pornografía está valorado en $ 97.000 millones. Solo en EE. UU., el sector cinematográfico de contenido para adultos está entre los $ 10.000 y $ 14.000 millones, de acuerdo a cifras del FBI.

El padre de los dioses

A Zeus no le gusta que lo identifiquen con su nombre real. Es un hombre alto, de ojos claros, lentes pequeños y risa contagiosa. Llegó a Ecuador hace cinco años desde Venezuela. Es actor porno, bailarín, maquillador y conoce de artes circenses.

Vende contenido para adultos a través de Telegram y cobra 10 dólares por la suscripción mensual. En Twitter, el también director artístico de Zeus Producciones tiene 7.828 seguidores que se deleitan con sus filmaciones eróticas.

En el primer semestre de 2022 convocó, junto a su esposa (de iniciales A.C.) y también directora de cine en la productora, a un casting para mujeres y hombres ecuatorianos que querían debutar en el cine porno. El costo de participación de los aspirantes fue de $ 50 para cubrir con la logística del set y la contratación del equipo de producción. Se hicieron 76 pruebas en Quito y Guayaquil.

El sueño de ambos es crear un elenco multicultural. Por ahora se seleccionaron a hombres y mujeres de Esmeraldas, Guayas, Pichincha y Manabí, que se están preparando en talleres para arrancar con el rodaje del primer largometraje este año y exhibirlo en alguna sala de cine privada. La proyección para 2023 es abrir una web de contenidos porno con videos de hasta 5 minutos gratuitos. Para acceder a toda la producción deberán suscribirse.

“Aún nos falta en la Sierra encontrarnos con una indígena salasaca, de Otavalo, también mestizos, unos blancotes para que haya mucha diversidad”, dice A.C.

La propuesta de cine porno que quiere hacer Zeus Producciones es más ‘soft’ y educativa, en la que los consumidores no solo cumplan sus fantasías, sino que se deleiten con un placer visual y también se eduquen con información sexual de primera mano, que ha sido vetada en la sociedad ‘curuchupa’.

Para A.C., una muestra de ello es que muchas mujeres no conocen cómo hacer una buena felación, mientras los hombres desconocen cómo besar con delicadeza la vagina de una mujer y piensan que la penetración es el único fin del acto y no es cierto. Para ella, el porno es una de las primeras escuelas para aprender sobre el sexo.

Y tiene razón. El estudio denominado “Consumo de pornografía y su impacto en actitudes y conductas en estudiantes universitarios ecuatorianos”, publicado en 2020, revela que de los 590 jóvenes encuestados, el 78 % afirmó haber estado expuesto a pornografía por lo menos una vez en su vida, específicamente, en la adolescencia temprana. Además, un 44.58 % se declaró consumidor recurrente.

Luces, cámara, acción

“En el casting, primero se les pregunta a los chicos y chicas qué les excita para que la actriz o el actor les ayude. Lo más curioso es que contestan: ‘No sé’ (...) Acá salen aprendiendo, es un ejercicio de autoconocimiento”, comenta Zeus, quien también ha identificado que la mayoría de hombres que asiste al set de grabación quiere sentirse el macho alfa y algunos han asistido a la prueba, incluso siendo vírgenes.

El sentir que no tienen el control o que deben interpretar papeles como hombres sumisos complica la masculinidad de los participantes. Según Zeus, solo el director de cine es la cabeza durante el rodaje. Frases como: muévete a tu derecha, alza la pierna para que el camarógrafo filme, mantén la erección, bésala, eyacula, pueden ser detonantes para que “a los chicos se les baje”.

Se pensaría que tener un cuerpo escultural es otro requisito esencial, pero A.C. aclara que buscan personas ‘de carne y hueso’, no fisicoculturistas. Lo más importante es que se “les pare”, que tengan una eyaculación y que su rostro no muestre incomodidad sino el disfrute. Para las mujeres es más fácil porque pueden fingir, aunque cuando se les pide un squirt, lo hacen sin dificultad.

Zeus dice que hacer cine porno artístico y educativo es un trabajo de largo aliento, distinto a lo que muestran plataformas como Pornhub. Las grabaciones pueden extenderse hasta 7 horas y el desgaste físico y mental es tremendo. Aunque reconoce que también lo pasan bien en los castings.

Recuerda cuando a un joven se le fracturó su nariz al golpearla con el monte de venus de una actriz, mientras le hacía sexo oral. También rememora cuando llegó un muchacho no muy ‘pintón’ a la prueba, pero al bajarse sus calzoncillos dejó a todos boquiabiertos con el tamaño inmenso de su pene.

“Hay que saber utilizar la lengua”

Madame Afrodita es una mujer colombiana de 46 años, desenvuelta y muy locuaz. Es la directora de la escuela de formación de actores porno en alianza con Zeus Producciones. Ella está a cargo de formar al elenco seleccionado. Ahora está enfocada en moldear a los varones.

Con ayuda de un entrenador, Afrodita prepara el cuerpo a través del ejercicio. Además, tiene una diseñadora de imagen que hace cambios extremos en el elenco. En los talleres se les enseña a conocer cuáles son los detonantes para alejar los pensamientos de excitación en caso de una filmación larga en la que no se necesite una eyaculación temprana. También a conocer su cuerpo, qué les excita más, para qué son buenos, cuáles son sus cualidades.

En los talleres de actuación, los actores aprenden a convivir con las cámaras, a sentirse cómodos con tres o cuatro personas en el set de grabación mientras tienen sexo y a transformar en una obra de arte el guion propuesto. También dicta talleres sobre el arte de la seducción para ser buen amante. “Si una chica no sabe cómo hacer garganta profunda, pues le enseñamos. Si un hombre no sabe cómo besar bien, también le enseñamos”, dice.

Si algo ha aprendido esta actriz y productora de contenido para adultos, es que la sensualidad y el erotismo son fundamentales, incluso por sobre el tamaño del miembro viril. Eso sí, reconoce que los ecuatorianos lo tienen chico. “Está más o menos entre 8 y 13 centímetros”. Sobrepone una mano sobre la otra para graficar el tamaño del falo local y, entre risas, asegura que no es el fin, también se deben emplear otras herramientas. “Hay que saber utilizar las manos, la lengua y la boca”.