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Casi una vida dedicada al servicio de Dios
Catequista de Nuestra Señora de Czestochowa cuenta cómo se vinculó a la labor en el templo católico
Con fervor expresa cada frase al rememorar el Vía Crucis que le hicieron padecer a Jesús siglos atrás. Así, Ricardo Nieto Hidalgo expone su fe, su amor por quien fue clavado en una cruz y trascendió como redentor.
“El centro de la Semana Santa es la cruz. De ella brota todo el misterio de la salvación y es el símbolo de todo cristiano. Representa el máximo sacrificio de Jesús por nosotros”, manifiesta el creyente cristiano y las oraciones son parte esencial en su vida.
Pero, Nieto, de 25 años de edad, tecnólogo en negocios internacionales, no solo ora fervoroso sino que también muestra pasión al ser parte de la organización de los diferentes actos de estos días de reflexión.
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Este joven devoto es catequista y colaborador en la parroquia Nuestra Señora de Czestochowa, al norte de Guayaquil, de la que conoce su historia ‘al dedillo’.
“Hace ya diez años que llevo sirviendo un poco más en la parte pastoral, es decir, en la animación de los grupos, en la organización de los eventos de la parroquia. En este caso, en Semana Santa, ayudando a preparar todo lo que se necesita para la programación, desde el Miércoles de Ceniza”, detalla el profesional.
- DESDE NIÑO
Lleva casi toda su vida involucrado en las actividades al interior del templo. Antes estuvo un tiempo en la parroquia Santa Isabel, en Sauces 6, pero volvió a la parroquia de Czetochowa, donde lleva un lapso más largo en servicio.
“Yo nací aquí”, precisa el joven que profesa su mayor devoción a Jesús de quien sigue su ejemplo y también confiesa que su amor más grande es a Nuestra Señora de Czestochowa. “Ella siempre me ha acompañado desde niño”, remarca.
Y es que fue en este templo al que acudía de la mano de su madre, Laura Hidalgo, que fue encontrando esa motivación y afloró su amor a Dios, por lo cual decidió ser monaguillo, a los nueve años.
“Quería servir de manera más profunda a Dios, no solo escuchando la misa sino también ayudando al sacerdote, que en la ceremonia representa a Jesús... Yo mismo quise ir más, rezar el rosario, aprender las oraciones más importantes y cuando me tocó prepararme para mi primera comunión fue que entré a ser monaguillo”.
Después le encomendaron encargarse de la sacristía, donde se guardan todos los objetos de la misa. Fue así como Ricardo Nieto se volcó al servicio para el Señor, no solo en Semana Santa, sino todos los días y además del fervor en cada oración, él proyecta su pasión para seguir la enseñanza de servicio.
Mientras espera poder ejercer su profesión este tecnólogo en negocios sigue dedicado a las tareas de la iglesia y a catequizar a niños para que conozcan a Jesús.
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