Exclusivo
Actualidad

Tanto los recorridos a las cúpulas como a las catacumbas están abiertos al público de 10:00 a 17:00, de lunes a sábado. El costo es de 4 dólares.Karina Defas. Hamilton López / EXTRA

Misterio e historia en la Catedral

El fantasma de una niña habitaría por los corredores que conducen a las cúpulas de la iglesia de Quito. En este templo se realizan recorridos al público por las catacumbas, el museo y las cúpulas.

Un olor a tierra y humedad recibe a quien se atreve a subir a las cúpulas de la Catedral de Quito. Las velas se van prendiendo a medida que los pasos ascienden.

En uno de los corredores se siente el aire un poco más pesado, quienes trabajan allí suben con recelo, pues una entidad habitaría en el lugar.

“Nosotros tomamos fotos previas para hacer el recorrido de las cúpulas al público y ahí vimos a la entidad”, relata Henry Males, uno de los guías turísticos del lugar.

Según los relatos de quienes han estado allí por largo tiempo, se trata de una niña que va apareciendo en una de las paredes del callejón que conduce a las cúpulas. La escasa entrada de luz ayudaría a que el fantasma se difumine en el ambiente. “Es una mancha roja que de a poco va tomando la forma de una niña de cabellos largos y negros”, cuenta Henry. Los guías de la iglesia y museo se han propuesto hacer psicofonías en los próximos días para investigar más a fondo de quién se trata y por qué se quedó en ese lugar.

“Una noche cuando hacía un recorrido, yo iba prendiendo las velas y alguien sopló hasta que la llama se apagó”, narra el hombre, quien aseguró que no había un motivo físico para que la vela se apagara de repente.

“No había viento y nadie se movió. Respiré y volví a encender la llama para continuar con el recorrido”, sostiene mientras suenan las campanas que anuncian las seis de la tarde.

Tour de las Cúpulas

Las apariciones y posibles habitantes de la iglesia no son parte de la exposición de los guías, ellos se centran en que los visitantes conozcan los espacios que no se muestran a simple vista.

El recorrido resulta interesante, pues es el mismo que los religiosos han transitado durante siglos. Ya arriba, luego de atravesar los vericuetos entre gradas empinadas y en forma de caracol, techos bajos en los que cualquier despistado puede llegar golpearse, el paisaje es alucinante.

Desde aquí se puede observar, al sur, las cúpulas del Carmen Alto, de San Francisco y Santo Domingo. Al norte están la Basílica y el Carmen Bajo. Al oeste se ve la imponente estructura del Palacio de Carondelet y al este San Agustín.

Las catacumbas

Más abajo, al lado derecho del altar mayor, en el piso se abren tres puertas que llevan a una escalera subterránea y que ahora son abiertas al público.

Hace calor y la humedad también obliga a algunos a quitarse las chaquetas. El piso de piedra conduce a unos nichos, algunos con nombres largos y aristocráticos, otros todavía están vacíos.

“Estas criptas son del siglo XX, pero más adentro se encuentran las criptas que datan del siglo XVI cuando la Catedral inició su construcción”, detalla Henry.

El olor a chocoto contrasta con el blanco intenso de las paredes recién pintadas. Sin embargo, basta pasar por un estrecho pasadizo y abrir una reja blanca para saltar al pasado.

Es un pequeño cuarto, donde, los nichos solo están en la parte inferior y unas gradas asimétricas llevan a un lugar que se perdió en el tiempo.

“La continuación de las gradas llevaban directo al retablo mayor, pero que fue clausurado hace varios años”.

La muerte aquí no deambula como una amenaza, sino como la nostalgia del pasado quiteño, donde los aristócratas y religiosos buscaban yacer lo más cerca posible de los altares de las iglesias para alcanzar el perdón de sus pecados.

Es así que todos los obispos y arzobispos de la capital que han pasado por esta iglesia han sido enterrados aquí y los lugares que aún se encuentran vacíos están destinados a los religiosos que aún no cruzan por ese umbral.

Asimismo, en una capilla contigua a la sacristía se encuentran los restos del mariscal venezolano Antonio José de Sucre, héroe de la independencia ecuatoriana, donde se resaltan estos hechos en murales realizados por Luis Mideros. La urna rectangular está tallada en piedra del volcán Pichincha.

También se puede encontrar con la tumba de Gabriel García Moreno, presidente de la República del Ecuador, atacado a machetazos y bala en el Palacio de Carondelet, y quien murió junto al altar de Nuestra Señora de los Dolores.

Sus restos están en la catedral desde el 6 de agosto de 1975, fecha en que fueron trasladados desde el Monasterio de Santa Catalina de Siena. Según Henry Males, guía del lugar, en la urna solo se encuentra una de las piernas del mandatario, ya que las otras iglesias del Centro Histórico habrían querido tener una parte de su cuerpo.

La historia

Este es uno de los templos católicos más importantes de la ciudad. Su historia se remonta al año de 1535, cuando luego de la fundación española de Quito, se inicia la urbanización, entregándosele este solar al primer cura de Quito, el presbítero Juan Rodríguez.

Ya en 1550 se logra construirla de adobe con cubierta de madera labrada. Sin embargo, en 1562, tras la erupción del Rucu Pichincha, la Catedral debió ser reconstruida.

“Allí construyeron nuevos cimientos, además de la parte principal. Se edifican además las naves laterales, las cúpulas y el campanario”, afirma Males.

Esta edificación ha sido clasificada dentro del estilo neoclásico, aunque según el conocedor, la arquitectura de esta iglesia no presenta un estilo artístico definido, sino más bien cuatro estilos diferentes, como el neogótico, en los arcos semi-ojivales y vitrales.

Los campanarios se abrirán al público solo por el feriado de carnaval

La apertura al público de los lugares emblemáticos de esta iglesia es reciente. Sin embargo, en el feriado de carnaval se abrirán por primera y única vez los campanarios. Un recorrido que se realizará el 12 y 13 de febrero, en el que solo podrán participar 350 personas, 175 por día.

“Las gradas son estrechas por lo que pedimos que se inscriban personas que no sufran de claustrofobia”, afirma Henry Males.

Tampoco podrán participar personas ‘muy gorditas’ ni muy altas, solo por cuestiones de espacio, aclara el guía.

En el recorrido también está incluida la visita a distintas capillas, sala del tesoro, sala capitular, biblioteca y en el patio habrá una exposición de personajes con las vestimentas típicas de Guaranda, Machachi y Amaguaña, que son parte de esta celebración ecuatoriana. “La idea es mostrar a los visitantes el sincretismo entre las creencias católicas y las ancestrales”, aseveró.

Es por ello que al finalizar la visita, quienes hagan el recorrido recibirán una copita del licor denominado ‘Siete Pingas’.

Este brebaje tradicional de la provincia amazónica de Zamora Chinchipe está preparado a base de guarapo, nervio de toro, pata y lengua de res acompañado de frutas tropicales.

En el lugar se encuentran seis campanas de bronce fundido, hechas en distintas décadas del siglo XIX. Para llegar hasta lo más alto de los campanarios deberá subir 123 gradas.

Quienes deseen apuntarse podrán hacerlo en la fanpage de este establecimiento: @CatedraldeQuito. De 10:00 a 19:00, el costo es de 5 dólares.