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Cannabis medicinal: gotas de curación y de dudas
Los compuestos de la planta son utilizados para crear medicina alternativa a los fármacos y a tratamientos invasivos. Son regulados por el Gobierno
El médico aumenta la dosis de analgésicos porque el dolor abdominal de Nelly Valbuena es incesante. Pero no sirve. Ella grita. Llora. Entonces, el galeno decide administrarle Tramadol, un medicamento fuerte y con compuestos opiodes que, en lugar de aliviar los malestares en la paciente oncológica, le causa vómitos.
El doctor regresa a ver a Alexis Ponce, esposo de Valbuena, y recomienda que deberían administrarle morfina. Este se opone y pide utilizar cannabis.
Los medicamentos elaborados con esta planta, bajo todas las regulaciones legales, sirven como alternativa a los fármacos tradicionales o a los tratamientos invasivos que provocan daños colaterales al organismo.
Así lo asegura el doctor Julio Vicencio, naturópata y especialista en Endocannabinología, quien añade que el cannabis es un compuesto multifuncional que no causa adicción y los efectos secundarios son mínimos en comparación con otros tratamientos médicos.
En la semana que se celebró el Día Mundial de la Marihuana, Diario EXTRA presenta un informe sobre la regulación de esta planta en el país con fines terapéuticos. Valbuena, de 54 años, tiene cáncer de mama avanzado. Este se propagó a otras partes de su organismo como el hígado, los huesos y en la base craneal.
Hace cinco años, la mujer dejó de colocarse parches de morfina porque tenía dolores de cabeza, náuseas y se mareaba. Los cambió por un gotero de cannabis que le ayuda a controlar el dolor.
El Domingo de Resurrección ella ingresó por emergencias a una clínica privada porque tuvo una recaída. El dolor se fue cuando le administraron 10 gotas del ‘medicamento verde’. Recuperó el apetito, duerme tranquila. Sonríe... un poco.
Ponce dice que hay médicos que aceptan a ‘regañadientes’ compuestos de cannabis como alternativa a la medicina tradicional porque según ellos no existe una base científica que respalde su utilización.
El Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías, en un informe del 2020, señala que los riesgos para la salud a corto plazo asociados al uso médico del cannabis fueron similares a los de otros medicamentos de uso habitual. Los síntomas relacionados fueron mareos, sequedad de boca, desorientación, náuseas, euforia, confusión y somnolencia.
DESDE LA OSCURIDAD A LA LUZ
En el país, usar medicamentos derivados de la planta está regulado por el Acuerdo Ministerial 148, emitido en marzo del 2021. Varias entidades controlan su producción, distribución, procesamiento y comercialización como el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA), la Secretaría de Drogas y otras. Estas emiten licencias, autorizaciones y redactan los reglamentos para que esta práctica sea legal.
Esto ha permitido que activistas sociales, expertos en química y empresarios experimenten con la planta con fines terapéuticos y medicinales sin el temor de caer presos al ser considerados narcotraficantes por manipular la planta.
Tal es el caso de Daniel Cisneros, científico y miembro fundador de la asociación de Producción Medicina Natural Aya (Asoaya), quien trabaja con el cannabis por más de cinco años. Antes de su regulación, Cisneros elaboraba sus medicamentos clandestinamente. Ahora tiene una planta en Tumbaco, al nororiente de la capital, en la que trabajan más de diez personas.
El científico asegura que durante el tiempo que investigaba ‘en chocos’ sobre los beneficios del cannabis y realizaba pruebas de medicinas, indagó las cualidades de otras plantas y las combinó.
Sacó las propiedades de una semilla que se llama sacha inchi y que solo se produce en la zona selvática colombo peruano ecuatoriana, la convirtió en aceite, la mezcló con los extractos del cannabis y sacó una fórmula medicinal que le ha permitido crear pomadas curativas que atacan malestares musculares y óseos. También tiene cremas que ayudan a un paciente posoperatorio a recuperarse de los cortes en la piel y quemaduras.
Este tipo de productos también son útiles para pacientes con enfermedades catastróficas como Valbuena. Cuando ella pudo recibir sus dosis de cannabis, su esposo también le llevó un spray que ella suele utilizar para aliviar los dolores musculares y de las articulaciones que le ha provocado la propagación del cáncer en su cuerpo.
No es maligna
Jéssica Castro es terapeuta física y ha combinado su profesión con la venta de medicina cannábica en los últimos tres años. Ella empezó a utilizar la planta para crear ungüentos para un familiar que tiene cáncer y padecía dolores constantes en algunas extremidades que no solían ser aliviados con fármacos.
Cuando dio resultado, Castro recomendaba a sus pacientes que iban con dolores musculares o que tenían problemas de circulación en la sangre. A una mujer que tenía várices en ambas piernas y que se operó una de ellas por los malestares que sufría, la terapeuta le recomendó tomar gotas cannábicas. Esto le ayudó a no entrar al quirófano por su otra extremidad.
Castro también realizó sus experimentos clandestinamente, incluso le seguían agentes de antinarcóticos para comprobar que no era una ‘bruja’. Durante ese tiempo y, mientras se creaba la normativa, la terapeuta investigó sobre la planta y supo que el cannabis tiene más de 200 sustancias químicas de los cuales el THC (tetrahidrocannabinol) es el que produce el famoso ‘subidón’. Sin embargo, las medicinas son elaboradas con el compuesto CBD, el mismo que no le hará ‘volar’.
Pero también se puede hacer medicamentos con THC, según la abogada Berenice Maldonado, quien también es presidenta ejecutiva de la Corporación Agroindustrial Besthemp Ecuador. La jurista afirma que muchos pacientes o médicos tienen recelo de hablar sobre los medicamentos que contienen el ingrediente psicoactivo.
Sin embargo, según la experta, este tipo de medicamentos también está normado por el Reglamento para el uso terapéutico del Cannabis Medicinal en el mismo que habla sobre la prescripción de medicamentos sujetos a fiscalización que contienen cannabinoides y una concentración de THC igual o superior al 1 %.
Maldonado asegura que muchas personas que utilizan medicinas de cannabis o que tienen una planta con fines terapéuticos y son llevadas a prisión es “porque no conocen de la regularización y las consideran microtraficantes”.
Mientas tanto, Nelly Valbuena está estable. Al ser una paciente en riesgo, pide a la sociedad y autoridades que se continúe con el proceso de despenalización del cannabis para uso medicinal. “Defendemos el derecho a calmar el dolor”, dice.