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La elaboración de la cabuya incluye un secado natural. Se la obtiene de una planta.Freddy Inga / EXTRA

La cabuya le da vida a Paltas

Es uno de los 16 cantones de Loja. Artesanías y sogas elaboran con la planta. Exportan a Estados Unidos y Europa. La gastronomía se basa en granos.

La provincia de Loja la conforman 16 cantones, cada uno con historias culturales y tradiciones ancestrales. Uno de ellos es Paltas.

Quienes van en bus desde otra provincia deben arribar a la terminal terrestre de la capital lojana. Desde allí deben tomar una de las unidades para un viaje de 121 kilómetros. El pasaje cuesta $ 3,15.

Paltas cuenta con seis hoteles y posadas. El hospedaje tiene un costo mínimo de $ 15. Esta tierra tiene una rica gastronomía, como el melloco con maní, el seco de chivo, el naparo, el repe con arvejas y el sango de maíz.

Los turistas tienen la oportunidad de adquirir artesanías.Freddy Inga / EXTRA

Los paltas manejaban diferentes pisos ecológicos y dos tipos de agricultura: la de secano o temporal o rosas de monte y la de las vegas de los ríos.

Los agricultores tienen un buen manejo del agua y del riego. También tienen una clara concepción del arte agrícola: hay un cálculo preciso del tiempo para sembrar, que se realiza cuando se aproximan las lluvias.

Se mantienen algunas de las costumbres, como la elaboración de cabuyas, material que se obtiene de una planta del mismo nombre. Hacen sogas para domar a los animales.

En el sector de San Antonio está la asociación Pisaca, conformada por unos 60 miembros. Desde el 2006, ellos se dedican a difundir las actividades ancestrales, como la agricultura de forma tradicional. Hace dos años vieron la necesidad de ser más creativos. Empezaron a la elaborar carteras, llaveros, canastas y artesanías con cabuya. Esto les permite llevar el sustento.

Uno de los promotores es José Sánchez, quien indica que para sus antepasados era difícil sacar la cabuya, lo que les tomaba hasta dos semanas.

Comenta que tenían que dirigirse hasta el río para obtener las plantas. Las colocaban en una piedra y empezaban a golpear con una madera hasta que salga la fibra. Luego que las ponían a secar, las hilaban, pintaban con tintes naturales de las plantas que existían en la zona. Actualmente se utiliza maquinaria, trabajo en el que les toma tres días.

Los emprendedores ofrecen productos de buena calidad, permitiendo que sean exportados a Estados Unidos y Europa.

Los tintes naturales se obtienen de las flores y hojas de los árboles secos. Con la cabuya se los pone a remojar en una olla grande durante dos días.

Una vez secado empieza el tejido a mano o en un telar. Para la conservación de las prendas se recomienda no lavarlas, sino limpiarlas con un trapo húmedo. Los inconvenientes por la pandemia no han paralizado la producción de las artesanías.

Jonatan Ajila es el encargado de la comercialización y señala que el costo de los productos va desde los 5 hasta los 200 dólares.

Hasta antes de la emergencia sanitaria, los artesanos realizaban ferias o eran invitados por otras localidades para promocionar sus artículos. Ahora las ventas se efectúan de manera virtual a través de las redes sociales y las entregas se hacen a domicilio.