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El ecuatoriano ha estado en varias misiones militares en Europa, América y África.Cortesía

Un ‘blindado’ de sangre tricolor

Byron Coyasamín se destaca en la Legión Extranjera Francesa, uno de los cinco ejércitos más exigentes a nivel mundial.

Septiembre de 2015. Colegio 9 de Octubre, centro-norte de Quito. Byron Coyasamín se arrodilla frente a la bandera del Ecuador, se quita el guante derecho, agarra un extremo de la tela y se la lleva a su boca. Grita: ¡Sí juro!, y besa el emblema nacional. Luego del acto cívico se acerca a su padre, lo abraza y le promete ser uno de los mejores militares del país.

Abril de 2017, casi dos años después, el joven cumple su promesa. Ingresa a las filas de la Legión Extranjera Francesa, uno de los cinco ejércitos élites a nivel mundial. Él fue parte de los 20 elegidos de un total de 60 postulantes. Ha cumplido varias misiones en América, Europa y África. Además es especialista en vehículos blindados.

Su objetivo es llegar a ser un ‘veterano de guerra’ y cumplir los casi 20 años de servicio en la legión que tiene entre sus filas a aproximadamente 10.000 hombres de más de 150 países. En este ejército es una norma que ningún soldado de tropa sea de nacionalidad francesa.

En la Legión Francesa pueden ingresar expresos por delitos que no sea violación, crímenes de sangre o tráfico de drogas.

Ser un legionario no es tan fácil. Cuando Byron llega al campamento de entrenamiento la primera regla es no hablar el idioma de origen. La idea es que los reclutas aprendan fácilmente el francés. Además, se ve rodeado de hombres más corpulentos y con más experiencia que él. El 9 por ciento de este cuerpo militar está conformado por latinos, según los datos de la institución.

Algunos son comandos jungla colombianos, otros de las fuerzas especiales ucranianas, incluso hay policías estadounidenses que dejaron sus cargos para pertenecer al ejército élite francés.

Pero el joven ecuatoriano, que su única experiencia como militar la tuvo ‘marchando’ en el juramento a la bandera de su colegio, no se deja impresionar por sus compañeros y demuestra sus habilidades. Al final de la instrucción, Byron queda primero en las pruebas físicas por tener más resistencia.

Cuando el soldado no maneja el blindado acompaña a sus amigos en la misión.Cortesía

EXPLOSIVOS Y TERRORISTAS

A sus 25 años, Byron tiene una larga lista de misiones en su historial. Entre ellas, combatió contra grupos subversivos que intentaban extraer oro ilegalmente en las selvas de la Guayana Francesa. Su misión era desmantelar los campamentos clandestinos de estas organizaciones y despejar el área.

En Djibouti, país ubicado en el oriente de África, defendió a los poblados asentados en el desierto de los yihadistas.

Sin embargo, una de las operaciones que más recuerda la realizó este año, en Malí. Su compañía estaba encargada de controlar el tráfico de armas y municiones. También de ubicar a los terroristas que se hacían pasar por civiles para llevar explosivos y cometer atentados.

Al ser especialista en blindados, Byron es el responsable de analizar el terreno e identificar montículos irregulares para enviar al equipo detector de minas para que retiren el artefacto. En ocasiones, cuando no podían incursionar en el blindado, él se encargaba de camuflarlo y buscar una posición de tiro. Luego, sus compañeros ingresaban a pie.

Byron protegió a varios pueblos de Djibouti del dominio de grupos terroristas.Cortesía

Durante su estadía en territorio africano ha perdido compañeros de la legión, quienes murieron por pisar minas o recibir disparos en la cabeza.

En una ocasión, un colega de entrenamiento por poco muere frente a sus ojos. El sargento regresaba junto con su equipo de un patrullaje y pisaron un explosivo. Su vehículo voló más de cuatro metros. Byron y otros militares fueron en su ayuda. Sobrevivieron, pero tenían heridas en la cabeza y en la espalda.

Actualmente permanece acuartelado en Aubagne, cerca de Francia, a la espera de una nueva misión enviada desde la Organización de Naciones Unidas (ONU), pero esa información es reservada.

La razón principal por la que fallecen militares de la legión es luego de pisar una mina.

RECUERDOS MARCADOS

Byron nació en el sur de Quito, en el sector de La Ajaví, en 1995. La crisis económica generada por el feriado bancario obligó a su familia a migrar a España cuando él tenía 6 años.

En el Viejo Continente, su padre acostumbraba a jugar con él como si estuvieran en la guerra. Así le enseñó ejercicios que realizaban los cadetes de la Escuela de Policía de la capital. Su papá era albañil y le gustaba ver los entrenamientos de los agentes.

Cuando Byron tenía 19 años regresó con su familia a Ecuador porque quería ingresar a las Fuerzas Armadas, sin embargo, los documentos de sus estudios académicos no cuadraban y tuvo que cursar de nuevo quinto y sexto curso.

Este fue ‘un mal necesario’ para él porque, mientras aprendía de la historia ecuatoriana se ilusionaba con la idea de defender los símbolos patrios con un uniforme militar. “La Batalla de Pichincha y la resistencia del Imperio inca ante la llegada de los españoles fueron dos de mis acontecimientos favoritos”, recuerda.

En el colegio conoció a Daniela Tuquerez, una de sus mejores amigas. A ella le contaba todos sus anhelos, mientras estudiaban para el examen trimestral. Byron era tan dedicado en sus estudios que obtuvo una beca por parte del Municipio capitalino. “Siempre ha sido una persona competitiva. Entregaba todo su esfuerzo. Le gustaba la historia y biología”, cuenta Daniela.

Los dos años que permaneció en el país, Byron los recuerda con nostalgia porque sabe que en Europa no podrá comer un cevichocho como lo hacía cuando iba a jugar fútbol en el parque de La Carolina. Sin embargo, cada oportunidad que tiene de ver a sus padres y a sus hermanos, quienes continúan radicados en Valencia, España, el joven prepara este plato típico e invita a otros vecinos ecuatorianos.

El militar siempre lleva consigo la bandera tricolor. Es su cábala.Cortesía

POR DIOS JURO SAGRADA...

La letra del Himno a la Bandera, que escuchó cuando prometió ser un militar destacado y otras canciones de las Fuerzas Armadas del Ecuador que le enseñó su padre, suele cantarla en sus misiones para tomar valor.

Además, siempre lleva una bandera tricolor. Es su cábala. “La pongo de almohada para dormir con ella siempre”.

Su hazaña de pertenecer a uno de los ejércitos más prestigiosos en el mundo le hizo llegar a una página llamada Historia Militar Ecuatoriana. Ahora, diariamente le ‘llueven’ mensajes de apoyo y admiración por su trabajo.

“Los jóvenes deben creer en sí mismos. Muchos no confiaban en mí, pero ahora soy cabo de la Legión Extranjera Francesa”, concluye con orgullo.

Los ejercicios físicos en el ejército son muy exigentes. Están en constante entrenamiento.Cortesía

NO HAY LÍMITES

El joven mide 1 metro con 60 centímetros. Su estatura siempre fue criticada por las personas que no creían que sería parte del ejército. Sin embargo, Byron demostró que se puede llegar al objetivo, “a pesar de que otros estén en tu contra”.

Durante los 3 años y cinco meses que el joven quiteño permanece en la legión realizó un curso de selva en la Guayana, se especializó como conductor de blindados, superó un curso de combate urbano. Actualmente su rango es caporal, que equivale a cabo. Pronto será sargento.

Me alegra mucho que haya cumplido todas sus metas. Ha dado fruto su esfuerzo y dedicación. Siempre quiso entrar a la milicia.Daniela Tuquerez