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La banda que estaría detrás del sicariato del director de la cárcel de Sucumbíos
Los asesinos dejaron un panfleto en el que decían por qué mataron al funcionario. Otros dos trabajadores resultaron heridos en Lago Agrio
Una hoja volante manchada de sangre podría ser la clave para comprender el brutal ataque que se registró en Lago Agrio, capital de Sucumbíos. La víctima de un grupo de sicarios fuertemente armados fue el director de la cárcel de esa zona.
El ataque se registró la tarde de este 3 de septiembre, cuando los trabajadores de ese centro regional sucumbiense circulaban en una furgoneta blanca por el puente sobre el río Aguarico, en el kilómetro 3 de la vía que une a Nueva Loja con El Coca (Orellana).
Imágenes que se difundieron muestran el instante en el que una camioneta les cerró el paso a las víctimas y descendieron los armados. Fue ahí que descargaron sus armas en contra de los tres afectados que no pudieron hacer nada para defenderse.
La muerte del director de la cárcel de Sucumbíos
Los criminales se fugaron y en la vía quedó parada la furgoneta blanca. La gente que pasaba por el sector empezó a aglomerarse y brindó ayuda a las dos víctimas que lograron sobrevivir. Sin embargo, por el director de la cárcel no se pudo hacer nada.
El fallecido quedó en el asiento del copiloto con heridas visibles que revelaron el ataque sin piedad en su contra. El director del centro de detención se llamaba Álex Javier Guevara Angulo y fue llevado al Centro Forense de Lago Agrio para las pericias respectivas.
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Los heridos, en cambio, fueron trasladados a casas de salud, en las que lograron estabilizarlos. Pero por el momento su estado se mantiene en reserva.
El Servicio Nacional de Atención a Presos (SNAI) envió en un comunicado en el que confirmaba la muerte del funcionario. El ente explicó que Guevara Angulo “dedicó su vida a la gestión y mejora del Sistema Nacional de Rehabilitación Social”.
La banda que motivó el crimen del funcionario
La evidencias que quedaron en la escena son la pista para entender este asesinato que no ha dejado detenidos hasta el momento. Primero, en el lugar se hallaron 39 casquillos de las balas disparadas en contra de los funcionarios. Estas son de calibre 5.56, las mismas que se usan en armamento pesado como fusiles.
Como segunda pista se halló un papel manchado con la sangre de las víctimas, en el que los asesinos escribieron el motivo de su ataque. “Este director se muere por copiarle a Los Choneros de la cárcel”.
A renglón seguido, los asesinos lanzaron una amenaza a policías, guías penitenciarios y hasta a soldados que estén aliados a esta banda terrorista. De lo contrario, “todos serán objetivos militares”, finalizaron los delincuentes.
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