Exclusivo
Actualidad
Asesinan a un abuelito y se le llevan un cilindro
La víctima fue golpeada, maniatada, asfixiada y, al parecer, le arrojaron gasolina o ácido en el rostro
"Lo que le han hecho a mi papi no tiene perdón de Dios, pero aquí todo se paga y han de pagar lo que le hicieron a mi padre", dijo Elena Barberán antes de romper en llanto.
A su padre Francisco Barberán, de 90 años, lo encontró maniatado, golpeado y sin vida en su domicilio, la tarde del domingo 28 de febrero, cuando le llevaba la merienda.
Paquito, como lo conocían cariñosamente, vivía solo en una humilde casita del barrio El Olimpo, de la excooperativa Unión Popular, en el kilómetro 38 de la vía Chone, en El Carmen, provincia de Manabí.
"Un mayor es para respetarlo, cuidarlo...se le hubieran llevado las cosas, pero no matarlo", comentó un allegado sobre el crimen.
Según los familiares que vieron el cadáver del adulto mayor, tenía sus manos amarradas y una soga en el cuello, con la que se presume lo asfixiaron. Además presentaba marcas en el rostro, como si le hubieran echado gasolina o ácido. Y tratando de ocultar la atrocidad, lo dejaron bajo el colchón de su cama, todo cubierto.
Sus familiares creen que durante la madrugada del domingo, pillos rompieron la puerta posterior de la casa de la víctima para entrar a robar. No descartan que lo hayan torturado para que entregue cosas de valor y que lo asesinaron para que no entregue sus identidades a la policía.
Parientes de la víctima notaron que hacía falta el cilindro de gas y que el resto de pertenencias estaban revueltas, sin embargo, manifestaron que por el dolor de lo ocurrido no han tenido tiempo para verificar qué más se llevaron.
Un vecino del fallecido manifestó que Paquito vivía solito. "Los hijos viven cerca y le traen comida. Hasta el sábado le trajeron merienda y quedó tranquilito. Pero ya el domingo no lo vieron en todo el día y una hija vino como a las 16:00 a dejarle comida y ya lo encontró que estaba en la cama, amarrado los brazos y puesto una tira en el cuello", sostuvo.
En el sector, Barberán era muy conocido y querido, pues siempre estaba pendiente de las casas de sus vecinos, que nadie extraño las rondara y por ello le daban alimentos y ayudas.