Amanda tiene 22 años y es la única de su grupo de cinco amigas (todas de edad contemporánea) que nunca ha ido a los viajes o reuniones que se organizan fuera de la ciudad, porque sus padres se ‘mueren’ de miedo de que le suceda alguna calamidad.

Ellos se imaginan los peores escenarios, como accidentes fatales o ataques, y le niegan la salida de casa a la joven. “¡No te das cuenta todo lo que te puede pasar en la calle!” es la primera frase que escucha Amanda cuando les comenta los planes que tiene con “las chicas”, como llama a su grupo de amigas y ellos se niegan a aceptarlo.

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“A veces los padres sobreprotegen a los hijos y hasta deciden por ellos porque sienten que si les pasa algo malo será culpa suya (de los padres) y que el dolor de verlos en problemas no lo podrán soportar”, refiere la psicóloga.

Sin embargo, para que en los hogares se fomenten vínculos sanos, la especialista sugiere incluir en la crianza la importancia de asumir las consecuencias de las decisiones. “Nunca se debe ver las consecuencias como algo negativo sino como un aprendizaje que te va a servir para el resto de la existencia”, afirma.

Ella, además, expone que cada ser humano tiene su concepto de amor y en función de eso actúa, lo que explicaría la sobreprotección en algunos casos: “muchas personas creen que decidir por ti es amarte”, dice.

“En otros casos, los padres sienten que los hijos son un anexo y por eso deben cuidarlos siempre. O, en algunos matrimonios en los que el amor se acabó, los padres se aferran a los hijos dando el cariño que debían darle a las parejas y por eso no los dejan crecer”.

Ella recomienda a todos los padres enseñarles a escoger entre las opciones que se les presenten y, además, analizar lo que podría pasar. “Todo es progresivo, depende de la edad”, finaliza.

Hay tiempo para todo

La especialista recomienda disfrutar de los hijos, pero también entender que en algún momento tomarán sus decisiones y aprenderán de sus errores y fracasos.

Analizar las situaciones

Educarlos de tal manera que los hijos puedan sacar conclusiones de su entorno, sin que los padres deban estar presentes para guiarlos.

Un camino seguro

Procurar que los hijos tengan su proyecto de vida claro basado en sus habilidades y destrezas.

La comunicación es clave

Dialogar constantemente con los hijos y darse cuenta cómo ellos van madurando para no quererlos regresar a las edades en las que se los podía manipular.

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